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—Señora Shin, ya nos vamos casa —La hora marcaba Diez de la noche, los clientes se habían ido, las mesas y sillas estaban limpias y ordenadas. Aera entra apresuradamente a la oficina de la señora Shin, su jefa, y la encuentra visiblemente estresada, con montones de invitaciones esparcidas por su escritorio.
—Oh, Aera. Está bien vayan con cuidado a casa. —Al agacharse para recoger una invitación caída al suelo, Aera nota algo inusual en el texto y sus ojos se abren de sorpresa.
—¿Señora Shin, está usted... se va a casar? —Aera no termina su frase y empieza otra al levantar la invitación donde su jefa aparece con un vestido de novia junto a un hombre vestido de novio. Aera toma al señor como el prometido de la Señora Shin. ¿Estaba bien referirse a ella como "señora" incluso antes de que se casara?
—Sí, Aera. Lo siento, no quería que te enteraras así. —Señora Shin se ruboriza y baja la mirada avergonzada.
—¡Felicitaciones, señora Shin! Es una noticia maravillosa. —Aera le contesta emocionada poniendo en segundo plano lo que dijo su jefa.
—Gracias, Aera. Pero... —La Señora Shin suspira señalando el desorden en su escritorio—, tenía planeado enviar invitaciones, incluidos tu y Jungkook. Pero los diseñadores que contraté para hacerlas tuvieron un problema y no podrán entregarlas a tiempo. Ahora tengo que hacerlas todas yo misma y
—Le ayudaré, cuatro manos es mejor que dos. —Aera la interrumpe con determinación
—Aera, gracias pero no te pago para esto, además ya es tarde, los autobuses se guardarán pronto.
—¡No se preocupe, señora Shin! Deje que me encargue de esto. Le ayudaré a hacer las invitaciones y a organizar todo. —Aera le sonríe a su jefa, esta todavía no está convencida si debe aceptar su ayuda.
—¿De verdad? Gracias, Aera. Eres un verdadero ángel.
Aera se sienta frente al escritorio de la señora Shin y comienza a ordenar las invitaciones, mientras la señora Shin le explica los detalles de la lista de invitados y los diseños que había planeado.
—Señora Shin, le diré a Jungkook que me quedaré —dice Aera asintiendo, y sale de la oficina con paso ligero, encontrando a Jungkook pacientemente esperándola en el pasillo.
—Jungkook, lo siento, pero no podré irme contigo —le dice con preocupación.
—¿Por qué? ¿Tienes algo más que terminar en el restaurante? —Jungkook, sorprendido, frunce el ceño ligeramente, desanimado por la noticia.
