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Capítulo dieciocho.

Al Final del CaminoAt the End of the Road———

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Al Final del Camino
At the End of the Road
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—Mierda. —Susurro Jungkook cuando Aera se sacó fácilmente la blusa de la pijama. Su novia seguía encima de sus caderas, frotándose contra el, haciendo fricción que hacía al chico poner los ojos en blanco por el placer que se había guardado mucho tiempo.

—Tócame. —La pelinegra llevó las manos de Jungkook qué habían estado echo puño en las sábanas a sus pechos, Aera está igual o peor que el, jadeaba cuando sentía su feminidad chocar con el miembro abultado de su novio.

Jungkook tocaba sus pechos con delicadeza, pero ver a Aera tan deseosa jadeando y moviéndose hizo que apretara fuerte estos, sacandole a su novia un gemido agudo. La pelinegra se movía buscando más fricción, haciendo que levantará la cabeza para atrás.

El tomo las caderas de esta, dejando anheloso los senos de Aera por su tacto, arremetió más al sentimiento de placer y tomó en su boca uno de los pechos de la pelinegra, chupando, succionado mientras sus manos estaban pegadas a las caderas de la pelinegra.

Ella tomó de la nuca a Jungkook haciendo un puño entre sus cabellos, el chico jadeo haciendo vibrar el pezon que tenía en la boca.

—Ya no aguanto más — soltó Jungkook en un gruñido, la tomo por la cintura y la volteó dejando a Aera debajo de el.  Su novia toma su camisa y lo tira para arriba así mostrando el abdomen del chico.


Dios. Padre. Santo.


Jungkook había ganado músculo, y Aera solo pudo babear por el cuerpo esculpido de el, ese hombre la iba a tomar. Se acercó a él y lo beso con todo menos gentileza, su feminidad pulsada más al sentir ella, la saliva de ambos ser mezclada en sus bocas.

Los pequeños tatuajes que se había echo Jungkook, en uno de sus brazos hace un tiempo, eran reemplazados por muchos llenando todo su brazo. El chico se alejó para quitarle el short a Aera, para luego hacer lo mismo con su ropa interior.

La muchacha se estremeció cuando la tela le acaricio las piernas al sacarlas. Jungkook beso su tobillo y tiro los trapos al suelo. Era una maldita diosa, el tiempo la había echo mucho más sexy. Aera siempre lo era con o sin ropa, pero tenerla ahí de nuevo, debajo de el, desnuda, era un sueño echo realidad.

Acercó sus labios al valle de los senos de la pelinegra e hizo un camino desde ellos hasta su ombligo, ella tomó el cabello de él y los acaricio. Ellos se miraban mientras este besaba su estómago y sus costillas, sus miradas eran inmorales, desnudando al otro, paralelamente el amor y la devoción era también protagonista.

you, clouds & rain ; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora