8. 𝘎𝘦𝘵 𝘪𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘣𝘦𝘥 𝘢𝘯𝘥 𝘩𝘦 𝘨𝘰𝘯𝘯𝘢 𝘥𝘰 𝘮𝘦 𝘳𝘪𝘨𝘩𝘵

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Llegaron al Edificio de Salud donde Mingyu se acercó con la secretaria beta que estaba en la recepción de un color blanco y límpido.

Ese lugar era más como un motel exclusivo para los estudiantes de la Universidad de Yabbay. Era gratuito y ayudaba a los alfas y omegas a tener sus celos, ya fuera en solitario o con pareja. Las paredes de los cuartos estaban aisladas y estos estaban separados entre sí para dar más privacidad.

—Buenas noches, tengo reservación, soy Kim Mingyu de segundo año de la Facultad de Arquitectura.

La secretaria no tardó en buscar su nombre y verificar su reservación hecha días atrás.

Minghao, a pesar de su estado febril, habló con su típico tono irónico.

—Ah, muy seguro de ti mismo, ¿eh?

Mingyu lo miró y sonrió entendiendo lo que Minghao quiso decir.

—Hey, pensaba pasarla solo, no sabes lo loco que me traes.

El omega sintió otra oleada llegar a él y cerró sus ojos con fuerza. Mingyu lo miró preocupado y al menos la secretaria se apresuró a darle las llaves y decirle lo más básico de las reglas.

Mingyu asintió y fue corriendo al elevador, teniendo que maniobrar con las llaves y presionar el botón, pues estaba cargando a Minghao aún que no se sentía capaz de mucho en su situación.

Sólo quería estar con Mingyu y ya. Era lo que más necesitaba, su omega se lo estaba pidiendo a gritos.

Sentía que Mingyu se movía con rapidez, pero tener su cuerpo siendo cargado con tanto cuidado por él y su calidez, sobre todo eso último, lo tenía enloquecido. Ya no podía esperar más.

Mingyu subió al elevador mientras trataba de tranquilizar al pobre omega.

—Tranquilo, bebé, ya falta poco, yo te cuidaré.

Pero esas palabras ponían más caliente a Minghao y quería empezar todo eso que un alfa y un omega que se deseaban hacían, aunque no tuviera experiencia en ello.

Aún así, confiaba en entregarse a Mingyu por cuestiones ajenas a él. Era como si hubiera encontrado su otra mitad, aunque días antes creyera que algo así era imposible y científicamente improbable.

Sin embargo, ahí estaban ellos dos. Mingyu teniendo tanta consideración y siendo honesto con él. Minghao rompiendo todo estigma y prejuicio que tenía de los alfas al encontrarlo a él en particular.

Había encontrado a su hombre. Su persona especial.

Mingyu llegó a la puerta de la habitación que les tocaba, de nuevo tratando de maniobrar con las llaves para abrir la puerta sin tirar a Minghao.

Siempre fue torpe toda su vida, pero en esos momentos estaba siendo ágil y rápido. Su alfa lo ayudaba a mantener la cabeza fría (entre comillas) para ayudar a su omega.

«Su omega» sí, Mingyu ya consideraba a Minghao su omega, desde el primer momento en qué lo vio.

Sólo habían estado perdiendo el tiempo, ellos pertenecían juntos, como si fuera un cuento de hadas donde al conocerse dos personas se enamoraban a primera vista y se unieran sin preámbulos. Como si eso fuera posible en la vida real.

Entró en la habitación y cerró la puerta detrás de él.

El cuarto era espacioso y con paredes blancas de terciopelo. Había una cama en medio de la habitación con sábanas rojas y almohadas de corazón. Mingyu nunca había entendido la necesidad de que todo fuera tan romántico, pero no se quejaba. En su soledad lo hacía, pero ahora estaba acompañado. La decoración ahora tenía sentido. La iluminación era una lámpara grande de color cálida a un lado de la cama que ya estaba encendida.

Big Boy (GyuHao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora