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—¡¿QUÉ?!.— gritó mi mejor amiga.— Ay weona, agarrarme, me desmayo.— dijo fingiendo que se caía.

—Que eri' aweona. Si tampoco fue pa' tanto, me trajo a mi casa y listo.— me alcé de hombros, ella me miró incrédula.

—¡TE COQUETEO WEONA, DATE CUENTA!.

—DÉJENSE DE GRITAR, LOCAS DE MIERDA.— escuchamos gritar al Esteban.

—CÁLLATE VO PO.— devolvió mi amiga.

—Los que se pelean se aman dicen por ahí.— murmuré y ella me miró mal.

—Déjate de webiar con eso.

—Ay camila, se nota que se gustan.

—Claro, ayer cuando bailo con esa weona no se le notaba na'.— habló enojada

—¡Estai' celosa! Admite que te gusta.

—Cállate tonta, nos puede escuchar.— me retó y me reí.

Estuvimos hablando de lo qué pasó ayer con el Carlos y de otras cosas más hasta que tocaron la puerta y entra mi hermano.

—Niñas, hoy vamos a salir con los cabros pa' celebrar por el movistar, supongo que van a ir ¿o no?.— pregunta sentándose a los pies de la cama.

Con la Mila compartimos una mirada y asentimos frenéticamente, emocionadas por salir juntas nuevamente.

—Por favor se comportan, quiero pasarla bien y que ustedes estén seguras.— pidió el Esteban.

Mi amiga y yo lo miramos con mala cara, ¿Por qué insinuaba que íbamos a hacer algo mal?.

—Oye si ya no tenemos 17 años, nos podemos cuidar solas.— reclamó la Camila.

—Ah sipo, se saben cuidar tanto que hace una semana las tuve que ir a buscar a Viña porque las niñitas se habían perdido.

—En nuestra defensa, no queríamos que nos fueras a buscar, y no nos habíamos perdido.— expliqué mirándolo mal.— Ya pero sí vamos a ir, y nos vamos a portar bien, prometido.

El Esteban nos miró a ambas y luego alzó su dedo meñique para que hiciéramos nuestro "por la garrita".

—Nos vamos a las 8:00, por favor no se demoren tanto.— termino de hablar el cister para salir de mi pieza.

(...)

Cuando desperté eran las 7:32 y la Mila no estaba en mi pieza. Me levante corriendo para bañarme y que me diera tiempo para maquillarme.

Al salir de bañarme me puse un vestido negro de tirantes pegado al cuerpo. Me maquille rápidamente, pintando mis labios con gloss rosado.

Ya eran las 8:06 cuando me estaba planchando el pelo y tocaron mi puerta. Pensé que probablemente era la Mila o mi hermano, pero por el espejo pude ver que quien entraba era el Carlos.

Me sorprendió verlo acá, me di vuelta para mirarlo mientras él se acercaba para saludarme con un beso en la mejilla.

—Hola nachita, ¿cómo estás?.

—Todo bien, me falta poquito ¿el Esteban te mando a buscarme?.— pregunté terminando de planchar el último mechón de pelo, él negó.

—Tu hermano salió a comprar mientras estabas lista, tu amiga me dijo que viniera a ver cómo ibas.

En mi mente pasaron todos los escenarios donde la Mila me podía dejar en vergüenza con el Pailita, recé internamente para que no me dijera nada.

—¿Y ella estaba lista?.— él asintió.— Uy que rabia, si cacho que me había quedado dormida y no me despertó.— reclame enojada, acomodando mi pelo y parándome para ponerme unos tacones negros. Me retoque el gloss mientras el Carlos miraba atentamente todo lo que hacía.

𝐁𝐀𝐈𝐋𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐌𝐈 ; Pailita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora