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Me levanté temprano para ordenar mi casa para que estuviera decente cuando venga el Carlitos. Tenía la música con poco volumen porque el Esteban seguía durmiendo.

El perrito se daba vueltas al rededor mío tratando de que le dé atención. Me di cuenta que tiene la misma "personalidad" del Carlos. Son tiernos y siempre necesitan atención, pero cuando se enojan son muy odiosos.

El Esteban se levantó como a las 10:00 para desayunar. Yo como me había levantado temprano ya tenía hecho el desayuno, pero lo estaba esperando a él para comer.

—Hola cosita bella.— saludó al perrito, agachándose para acariciarlo. Luego se levantó para mirarme.— Hola tonta.— me saludo.

—Tsha el culiao.— rodé los ojos.— Te hice el desayuno y vo' me tratai' así.

—Ay si es tan linda mi hermanita bella.— dijo apretando mis cachetes, le pegué en la mano para que me soltara.

Desayunamos juntos y luego él se fue al estudio, dijo que no volvería hoy para no "interrumpir".

(...)

—Hola mi amor.— saludó el Carlos cuando le abrí la puerta. Nos dimos un beso y él entró a mi casa.

—Ya tengo casi todo listo, ¿puedes poner la mesa, porfi?.

—Obvio mi vida. ¿Que cocinaste?.— intentó sapear las ollas pero lo empujé para que no viera. 

—Come y calla.

Mientras él ponía la mesa me fui a mi pieza con la excusa de que iría a buscar algo, pero iba a ver cómo está el perrito. Al llegar lo vi acostado en mi cama, durmiendo. Sonreí y bajé las escaleras para ir a comer con el Carlos.

Estuvimos comiendo mientras hablamos de distintas cosas. Entre esas, la posibilidad de vivir juntos.

—Ya pero no creo que sea el momento.— hablé un poco incomoda.

—Obvio no. Si me refiero a que más adelante podría ser. Llevamos un mes noma'.— dijo riéndose.— Si vamos con calma Nachita. Pero es imposible no imaginarme un futuro contigo.

Lo miré enternecida. La verdad yo también he estado pensando mucho en mi futuro y en cada cosa que pienso, está él presente. Hace poco me ofrecieron un proyecto, y era muy importante, lo único malo es que tenía que irme de acá, irme lejos. Yo no quiero eso, no quiero dejar al Carlos y menos dejar a mi hermano. Estoy bien trabajando con él, es donde me siento cómoda y donde sé que estoy segura. Probablemente era una oportunidad que nunca me volverían a hacer, pero soy fiel creyente de que la familia es primero, y yo no pienso abandonarla por algo que podría estar haciendo cerca de ellos. No le conté a nadie porque sabía que me iban a retar y decir que debería seguir mis sueños, pero estar lejos de las personas que amo no es mi sueño.

—Mi amor.— vi la mano del Carlos pasar frente a mi cara.— Te fuiste cuatico, ¿estai' bien?.

—Si si, perdón.

—Perdón si te incomodé con las weas que te dije.— se disculpó tomando mi mano.

—No es eso, tonto. No me molesta que planees cosas para nuestro futuro.

Él me tiró un beso y seguimos comiendo. Al terminar le dije que se fuera a sentar al sillón porque tenía que darle su regalo. Cuando vi que ya estaba acomodado subí rápidamente las escaleras.

Ya en mi pieza busqué una caja "grande" y decorada que había comprado para echar al perrito ahí. Tenia orificios en la parte de abajo para que el Carlos no los viera.

—Perdóname. Juro que te voy a sacar al tiro.— le di un beso en la cabecita al perro y lo puse suavemente en la caja.

Menos mal que él no ladró ni lloriqueó, incluso antes de cerrar la caja vi como se acomodó para seguir durmiendo.

𝐁𝐀𝐈𝐋𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐌𝐈 ; Pailita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora