En las nubes

521 59 85
                                    

Esto es para tí. — dijo un chico con un extraño flequillo. — Alguien me ha pedido que te lo entregue.

Tom abrió la misteriosa bolsa de papel y allí dentro encontró un vaso de yogurt de durazno con una nota.

Creo que lo disfrutarás más si va directo a tu estómago y no a tu cara, te lo debía. Buen provecho! :)

Cuando Patryck fue a buscar a Tord para informarle que había cumplido su misión, él le pregunto:

— Y cuando le diste la bolsa, ¿qué dijo?

— Dijo gracias.

— ¿Y qué cara puso?

— Puso cara de gracias.

— Y cuando leyó la nota, ¿qué expresión tenían sus ojos?

— Expresión de gracias.

— ¿Crees que significaba algo más?

— Yo creo que significaba gracias.

“Que insensible”. Pensó, y le dió gracias a su buen emisario.

Durante toda esa mañana en el salón de clases

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Durante toda esa mañana en el salón de clases. Tord estuvo en las nubes. No lograban concentrarse y, por primera vez, sintió que tenía menos neuronas que Paul, el más tonto de los tres.

Daba lo mismo que sus profes hablarán de Napoleón, Darwin, Aristóteles, Washington o Platón, Tord solo tenía un nombre en su cabeza y ese era Tom.

A la hora del recreo, pasó por el patio de primaria, para intentar encontrarlo comiendo con su hermanita Susan, pero no los vio. Lo buscó en la biblioteca, la cafetería, el auditorio, los pasillos, la cancha de fútbol y la sala de cómputo, pero no lo encontró.

Se dió por vencido y emprendió el camino de regreso a su salón de clases. En menos de dos minutos tocaría el timbre y ya no le quedaba tiempo para seguir buscándolo.

Entró, se sentó en su pupitre y de pronto, se le iluminó el rostro.

En medio de su libro de Ciencias, sobresalía como un marcapáginas un sobre con su nombre. Lo abrió emocionado y encontró una nota.

Felicitaciones! te has ganado un viaje de ida y vuelta para tí y un acompañante con todos los gastos pagados a un lugar muy especial, por favor, elige tu destino.

A) viaje mágico a la oficina del conquistador español

B) aventura de ensueño en el baño de hombres de la secundaria

C) dulce travesía por la heladería de Larry (tienen helado de yogur) Está tarde pasaré por tu casa a las cuatro (ya sé que no puedes recibir llamadas)

para que me confirmes cuando quieres hacer  efectivo tu premio y si has elegido a tu acompañante.

NOTA: este es un premio personal e intransferible.

Tord sintió por primera vez que se quedaba sin respiración. Los minutos pasaron sin que él pudiera estar conciente de lo que ocurría en el mundo exterior. Si en ese momento un terremoto de nueve grados hubiera sacudido su ciudad, a él le habría parecido un suave y romántico balanceo.

Paul se dió vuelta intrigado, mirándolo con extrañeza. — Oye Tord, ¿te pasa algo? Pareces un pollito rosado de esos que te regalaran en las fiestas infantiles. ¿Te hicieron algo?

— No me pasa nada, querido Paul, gracias por tu preocupación. Todo está... Bien. — lo miro embobado y con un tono de voz suave y armonioso. — Muuuuy bien...

— Te lo dije. — dijo Paul a Patryck. — Le pasa algo grave. Está es la primera vez que me llama querido Paul. Si estuviera sano me habría dicho lo de siempre: “¡Cállate, svin!”

Cuando llegó a casa, se tiró a su cama, exhausto luego de un remolino de buenos sentimientos, hasta que recordó algo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando llegó a casa, se tiró a su cama, exhausto luego de un remolino de buenos sentimientos, hasta que recordó algo.

Recordó que estaba castigado y que eso le impediría ver a Tom en la tarde. El castigo incluía no salir y no recibir visitas. Cómo diablo en botella, Tord daba vueltas en su cuarto, sin saber cómo resolver su dilema.

El tiempo pasaba y Tord no sabía que haría cuando Tom tocará la puerta de su casa. Se le ocurrió decirle a su madre que había olvidado un libro en el colegio y que necesitaba recuperarlo para hacer una tarea, Pero Annette le dijo que no le permitiría ir solo y ordenó a Tori que lo acompañará. Tord, furioso, tuvo que desistir.

En ese momento, el timbre sonó y Tord sintió que se le helaba la espalda. El reloj marcaba las cuatro en punto. Miró a través de la ventana y allí, en la puerta, con su cabello puntiagudo y su camisa de ASDF, estaba Tom.

— ¿Quién es? — pregunto Annette.

— ¡Yo abro! — alzó la voz Tori.

— ¡No, Tori! — grito Tord nervioso y salió corriendo para agarrar a su hermana de la muñeca y adelantarse. — ¡Yo abro!

Se hubiese armado otra pelea entre los hermanos de no ser porque Annette intervino.

— ¿Qué tienen ustedes dos? ¡Tori, sal y mira quien es!

Tori hizo lo que dijo su mamá, luego se volteó hacia ella y con toda burla que cabía en su cuerpo hablo. — ¡Es el novio de mi hermano!

Cuando Annette escucho lo que dijo su hija. Salió como un relámpago abriendo la puerta con violencia y miró al muchacho nervioso que estaba parado en la puerta.

Sin decir ni una palabra, lo observó de arriba hacia abajo, su apariencia le resultó patética.

— Hola, señora. — dijo él. — Soy Tom y soy amigo de Tord, del colegio. ¿Puedo hablar con él un momento?

A Annette se le puso la piel de gallina. Ése era precisamente el tipo de muchacho al que jamás querría ver poniendo un pie en su casa. Le dió la impresión de que por su aspecto, no había visitado la peluquería en años, y que por su camiseta sin gracia, acababa de despertarse de la cama.

Tori y Odin miraban el espectáculo desde la ventana, mientras que Tord estaba escondido detrás de la puerta, suplicándole en silencio a su madre que lo deje salir solo un momento.

— Tord no está ni estará. Será mejor que se vaya.

Tom, incapaz de entender lo que estaba ocurriendo, pero sin perder la calma, miró extrañado la numeración de la casa y luego lo corroboró con la dirección y número que había escrito en la palma de su mano.

— Pero... Aquí vive Tord Larksoon, ¿cierto?

— Si, aquí vive Tord. Pero no tiene sentido que usted pase a visitarlo, porque él no podrá recibirlo.

— Ah... Vale, él no podrá recibirme hoy...

— No, no me ha entendido bien. ¡Tord no estará para usted ni hoy ni nunca!

Lo siguiente que Tom escucho no fue la voz de Annette, sino un portazo.

Yogur en la cara. - TomtordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora