Akutagawa Gin

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Michiko parecía bastante alterada al escuchar la voz de Elise.

¿Por qué ella vendría a una cafetería tan lejos de su casa?

La respuesta era simple, con solo ver las bolsas en sus manos pudo saber que pasaba.

Se maldijo por bajar la guardia.

– E-Elise-san... Esto... No es lo que aparece. – Intento excusarse.

Habían empezado a llamar la atención más de lo que pensaba.

Más de una persona saco el teléfono interesada en que iba a suceder.

– ¡Ja! ¿Qué no es lo que parece? – Elise se cruzó de brazos. – Me encantaría escuchar lo que tienes que decir pero me interesa tan poco que te lo voy a ahorrar. – La rubia saco su teléfono y empezó a marcar el número del castaño.

Esa acción no pasó desapercibida por Michiko, quien inmediatamente se lanzó a tomar el celular de la mayor empezando a forcejear.

– Lamento informarle, cuñada. – Cambio totalmente su tono de voz. – No pienso terminar ahorita con Osamu, me es útil.  – Aumento la fuerza de su agarre en un intento de lastimar la mano de la chica.

Lo que no esperaba era a la azabache que estaba detrás de Elise, ella no había visto a Akutagawa Gin en el lugar.

La pelinegra tomo el brazo de Michiko y fácilmente lo torció para que soltará a Elise.

– ¿Nee-san se lastimo? – Le pregunto aún teniendo agarrada a Michiko.

– No nena, gracias. – Elise suspiro. – ¿Crees que puedes hacer algo contra mi? Osamu me adora, jamás te creería a ti y sinceramente estoy muy feliz, nunca me agradaste.

Michiko uso toda su fuerza para soltarse de Gin.

Su rostro está rojo de la ira ¿Quienes se creían esas dos para si quiera ponerle una mano encima?

– Como si me importará la opinión de alguien tan... Sucia. – Se burló. – Me juzga pero he oído muchas cosas de mi querida cuñada y sus aventuras en la universidad.

– ¿Ahora piensas acusarme? Me importa una mierda que hayas oído o no, yo no soy la perra infiel aquí. –

– ¡No sé atreva a hablarme de esa forma! – Se acercó amenazante.

Gin dió un paso al frente en forma de amenaza, pero Michiko decidió ignorarla.

Un error del que se arrepentiría.

– Sinceramente solo estoy con su hermano por conveniencia. – Le confesó con una mirada de victoria. – Su reputación en la escuela y como las universidades le escriben aún sin haberse graduado... Es bastante impresionante, mientras me sea útil, no terminaré con Dazai.

Esa fue la gota que derramó el vaso.

Elise con toda la fuerza que pudo le dió una fuerte cachetada.

– En tu vida volverás a acercarte a mi hermano. – La amenazó.

– No hay mucho que una zorra débil como usted pueda hacer. – Se burló.

Sin darse cuenta ya estaba en el piso.

¿Qué mierda?

– Parte de la ética de las artes marciales, es no atacar a alguien en desventaja y sinceramente no me gusta golpear mujeres. – La voz dulce de Gin lleno su oídos.

Se puso de pie y la miro con rabia.

– ¿Tu quién mierda te crees? Ni siquiera es tu maldito problema. – Inesperadamente alcanzo a darle una cachetada.

Promesas rotas - Soukoku [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora