Extrañamente, la semana se me pasó rápido, y eso no es algo que me sucedía muy a menudo. Entre hacer ensayos más seguidos para la presentación de ballet, ir a danza contemporánea, y hacer las tareas y exámenes de fin de año en la escuela, todo pasaba el doble de rápido.
Y, bueno, también estaba Matt.
Sentía algo por él, no lo pensaba negar. Pero también, tenía la esperanza y sospecha de que, tal vez, él también sentía algo por mi.
Siempre me sonreía y se mostraba amable conmigo, y a veces lo miro para solo percatarme de que ya estaba mirándome, y mil indicios más. Pero no lo sé con seguridad, tal vez su personalidad es así, o yo estoy demasiado ilusionada.
Odiaba ilusionarme tan rápido, y ya con chicos que me había gustado antes había aprendido que no debía ilusionarme si no quería terminar con el corazón roto, pero...
No es algo que podía evitar.
-¿Pensando florcita?- me preguntó mi papá, desviando un segundo la vista del frente para mirarme mientras conducía.
-¿Eh? Ah, si...- respondí. Había momentos que me perdía tanto en mis propios pensamientos, que sentía que me desconectaba de la vida, que las gotas de agua que caían sobre la ventanilla del auto no eran más que una ilusión sin sentido, que la música de la radio del auto no era más que un sonido difuso y muy lejano, y que nada de lo que percibía era real.
Él sonrió mientras estacionaba el auto y yo me desabrochaba el cinturón.
-¿No te olvidaste de nada, no?- preguntó, mientras me ponía la capucha de la campera, agarraba mi bolso y bajaba del auto.
-No pa, tengo todo, no te preocupes.-respondí.-¿Me vienes a buscar después de la clase?- le pregunté.
Él asintió con la cabeza, y antes de que cerrara la puerta del auto, me gritó:
-¡Te amo!-dijo, sonriendo.
-¡Yo también!¡Adiós!- respondí, devolviéndole la sonrisa mientras cerraba la puerta y corría hacia el gimnasio donde tenía mis clases de ballet.
En realidad, no tenía clases específicamente en el gimnasio, si no que había aparte una sala para hacer danza en el mismo edificio. Ja, ¿Se imaginan estar bailando en el medio de la cancha de básquet? Sería bastante divertido y ridículo.
Entre y enseguida pude sentir el calor de la calefacción en mi cara enrojecida por el frío, para luego escuchar:
-¡Maliii!
Mi amiga Miley venía corriendo hacia mí, y yo extendí mis brazos para dejar que me abrazara.
-Que bueno que llegaste, ya me estaba empezando a aburriiiir- dijo, mientras me daba un beso en la mejilla.
Le sonreí mientras le respondía que también me alegraba de verla, y mientras entrábamos en calor y nos cambiábamos, nos contamos un poco de todo sobre nuestra semana, y, bueno, le conté sobre Matt y la posibilidad de que, tal vez, él gustara de mi.
-¿Pero a ti te gusta?- preguntó. Era la gran pregunta, que bueno, no estaba todavía segura de tener la respuesta.
-No sé, pero creo que sí. Un poco.- admití sonrojada.
Ella me sonrió, divertida.
-Por fin tu príncipe azul llegooo- dijo, molestándome, mientras nos reíamos.
En ese momento el celular de ella empezó a sonar con el tono de llamada que se había puesto de la canción Brutal, de Olivia Rodrigo. Desbloqueó la pantalla suspirando, y me dijo:
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Cartas anónimas
Teen FictionImagínate estar desayunando tranquilamente una mañana cualquiera, de un domingo cualquiera con tu familia, cuando alguien toca el timbre de tu casa. Te paras para ir a abrir la puerta, y te encuentras con un chico de aparentemente tu edad, que te da...