Haciendo el proyecto de Lengua

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Tuve que reprimir un grito de emoción cuando vi que tenía un mensaje de Matt. Le había pasado mi número para hacer el proyecto, pero nunca pensé que tal vez en algún momento él me fuera a escribir.

Hola Mara, como estas?

No se si estas muy ocupada, pero te gustaria venir a mi casa? Asi podemos terminar el proyecto de lengua.

Se me hizo imposible no saltar de la emoción. ¿Matt, invitándome a ir a su casa? Aunque fuera para hacer un proyecto de la escuela, era lo más cercano que había tenido en mi vida a una cita o algo así. Estaba por responderle que si iba a ir, cuando recordé que ese mismo día tenía ballet, y nuestra profesora había adelantado una hora nuestra clase.

Miré la hora: 14:21. Ballet empezaba a las 18:00. Tenía el tiempo suficiente para hacer la tarea con Matt y luego ir a ballet, por lo que respondí a su mensaje:

Hola Mat!

Claro! Puedo ir a tu casa. A qué hora?

Aunque hace unos minutos abajo de su nombre de usuario decía "en línea", ahora ponía: "última vez en el chat hoy a las 14:19".

Me mordí el labio inferior, nerviosa. No me gustaba que la gente tardara en responder los mensajes. Yo generalmente los respondía casi al instante, y las veces que no podía hacerlo pedía disculpas. Mientras esperaba que Matt me respondiera, me obligué a continuar haciendo mis tareas, pero no podía parar de mirar mi celular, esperando una respuesta de Matt, por lo que preferí pararme y bajar a la cocina para pedirle permiso a mamá de si podía ir (si, le había respondido a Matt que si y ni siquiera estaba segura de si me iban a dejar ir).

-¿Maaa?-grité, bajando las escaleras.

-¿Queee?- respondió, mientras yo entraba a la cocina y los ojos me empezaban a arder.

-¿Estás cortando cebollas?- le pregunté, con los ojos llorosos.

-Si...-dijo ella, que tenía los ojos completamente enrojecidos.-¿Para qué me llamabas?

-Eh, yo...¿Te acuerdas de Matt?- dije, yendo directamente al grano.

-¿El chico ese que juega al básquet y del que estás enamorada?-me preguntó burlonamente.

-Estaba.- le corregí, pero era más que obvio que no me creía por la cara que puso. De todas formas...-seguí hablando.-Bueno, para un proyecto de Lengua en parejas nos tocó trabajar juntos, y me invitó hoy a su casa para que lo terminemos.

No respondió. Estaba acostumbrada a que tardara bastante su respuesta, pero exactamente ahora no tenía mucho tiempo.

-¿Y...?-insistí, corriendo el riesgo de que se enojara conmigo por "presionarla" a que me diera una respuesta.

-Mmm, no se hija. ¿Donde vive?¿A qué hora vas a ir a su casa?¿Cuando vas a volver?¿No tienes ballet también más tarde...?

Estuve mucho más tiempo de lo que me hubiera gustado tratando de convencerla, pero finalmente lo logré. Subí a mi habitación para agarrar mi mochila de la escuela donde tenía escrito gran parte del proyecto, y cuando tomé mi celular, vi que tenía un mensaje de Matt.

A las 15:30 te parece bien?

Si, está bien!

Podrías pasarme la dirección de tu casa, por favor?

Ah, si, cierto :)

En el mensaje siguiente me mando la ubicación de su casa con Google Maps. Volví a apoyar mi celular en mi escritorio para cambiarme y arreglarme un poco, y pude observar que mi escritorio no parecía un escritorio gracias a lo desordenado que estaba; mi cartuchera negra con algunos lápices viejos, que estaban esparcidos por toda lo superfice; varios cuadernos con anotaciones mías decorados con animalitos y cosas así, y a un costado, estaba abierta la carta que me había enviado el Anónimo.

Cartas anónimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora