Max | Piscina #2

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Mientras Max y yo caminamos por la entrada completamente oscura de mi hogar, noto los lentos movimientos y cansados de mi amiga. La pobre chica debe estar agotada, emocional y físicamente. Quiero decir, por lo que pude entender de su breve explicación de cómo llegó al techo tan rápido, Max de alguna manera había abusado tanto de sus poderes que realmente pauso el tiempo. Sus ojos enrojecidos eran la prueba suficiente de que estaba exhausta.

Cierro la puerta sin hacer ruido y le hago señas para que me siga arriba a mi habitación. "Le diré a Joyce que estás aquí por la mañana", susurro. Ella asiente distraídamente y me permite tomar su mano, guiándola el resto del camino hacia arriba.

Mi habitación está oscura y algo fría, probablemente porque fue construida sobre el garaje y solo tengo una ventana. Eso tiene que ser un riesgo para la salud/seguridad, pienso para mí misma, conduciendo a Max hacia adentro. Inmediatamente se abraza a sí misma, tratando de retener el poco calor que le queda en el cuerpo. El cabello y la ropa mojados no ayudan en nada.

"Creo que tengo una toalla por aquí", digo suavemente señalando en algún lugar de la habitación mientras busco el interruptor de la luz.

Max murmura una respuesta para sí misma mientras deja su bolso a un lado y se quita la sudadera, arrojándola sobre la silla de mi escritorio. No ha dicho mucho desde nuestro atrevimiento en la piscina, lo que me hace preocuparme de que quiza yo haya llevado las cosas demasiado lejos. '¡Bueno, obviamente llevaste las cosas demasiado lejos!' me grito a mí misma, volviendo a encontrar a Max sentada en el borde de mi cama, tambaleándose mientras lucha por mantenerse despierta.

"Toallas. Claro...", digo en voz alta, asustándola involuntariamente. Max bosteza y se estira, "Bostezo ¿Tienes alguna ropa que pueda usar, Chlo?". "¿Chlo? Maldición, no escuchaba eso desde hace años. Busca por mis cajones si quieres... no puedo garantizar que algo te quede," digo, yendo al baño para agarrar una toalla limpia.

Me toma un poco, pero encuentro mi antigua toalla pirata escondida entre las demás. Mamá odia esta maldita cosa sucia, pero me deja conservarla porque me recuerda la única parte de mi infancia que vale la pena recordar. Suspiro y respiro en el paño verde gastado como si estuviera tratando de... no sé... recuperar un poco de esa felicidad. Sacudo la cabeza, tratando de sacar esos extraños pensamientos nostálgicos de mi mente.

Regreso a la habitación sin golpear, ya que bueno... es mi habitación y encuentro a Max apenas quitándose la camisa. Me detengo en la puerta, sintiendo que soy una intrusa, ¡duh, es porque sí! Pero Max no parece importarle que esté allí. ¿Por qué está tan tranquila desvistiéndose frente a mí? ... esto es la segunda vez en un día. Tal vez está cómoda a mi alrededor... sabe que no me burlaré ni la juzgaré... ella sabe y confía en mí.

Me deslizo silenciosamente dentro de la habitación, evitando hacer contacto visual intencional con mi amiga. "aofjkfkas", ¿amiga?... ¿pueden los amigos besarse de esa forma y seguir siendo AMIGOS? No... no lo creo.

"Puedes mirar ahora", dice Max suavemente, dejándose caer de nuevo en la cama. Aún un poco insegura, doy la vuelta rápidamente y veo que sí... está completamente vestida, Aunque... la ropa es dos veces más grande que ella y.... se ve realmente adorable. Suelto un extraño suspiro y vuelvo en mí misma, manteniendo mis ojos alejados de Max.

"¿Pasa algo? "dijo mientras bostezaba... "te comportas de manera extraña", murmura, acomodándose en el lado derecho de la cama... mi lado de la cama. Me permito mirarla por un segundo, luego aparto la mirada. No... cada vez que te miro... yo... no sé, me haces sentir rara por dentro... rara de una buena manera.

Aclaro mi garganta incómoda, "Uh... lo siento... estoy cansada. De todos modos, aquí está la toalla... voy a cambiarme". No espero una reacción o una respuesta porque le entrego la toalla a Max y agarro la ropa que aparentemente había dejado preparada para mí, dirigiéndome directamente al baño.

Life is Strange | One-Shots #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora