Capítulo 38.

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Capítulo treinta y ocho.

Maratón 2/5

Nahia.

Desperté por el sonido de una voz. Al abrir mis ojos, noté que Tomás no estaba a mi lado, hasta que mire hacia el frente y lo ví. Estaba en bóxer contestando una llamada. Sonreí cuando volteó a mirarme y se acercó hacia mí para darme un pico y seguir hablando por teléfono.

Me dí vuelta y tomé mi celular. Tenía un mensaje de mi viejo, cuando leí lo que decía no pude no reírme.

“Nahia, Tomás tiene que llegar temprano a grabar. No lo dejes sin energía porque te echo toda la culpa a vos. Te quiero.”

Luego de leer eso, supuse con quién hablaba Tomi. Así que me levanté y me puse mi ropa interior. No podía creer que ahora no me causara vergüenza estar sin nada puesto frente a un pibe.

─¿Era mi viejo?─ Le pregunté después de que la llamada terminó.

El asintió.─ Tengo que irme.

─Dale. Pero primero come algo.─ Dije yendo hacia el armario para sacar ropa, a él siempre le queda la mía.

─¿La chefsita va a cocinar para mí?─ Preguntó con emoción.

Sonreí.─ Sólo por vos. Cámbiate y te espero en la cocina.

Él asintió y luego me dió una nalgada. Sólo me reí y me puse una camisa grande. Salí de la pieza y fuí hacia la cocina. Al estar ahí, ví que Sol todavía no estaba, pero no me preocupaba porque me había dejado un mensaje hace casi una hora y bueno, ella siempre hacia eso.

Comencé a hacer unos mates y saqué unas galletas. Las dejé en la mesa y a los minuto salió Tomás. Sonreí al ver la carita que hizo al ver la comida.

─Uh, me estoy cagando de hambre.

Reí mientras llevaba el mate.─ Come entonces.

Él se sentó y yo mientras me quedé lavando unos platos de ayer. La verdad me causaba mucha pereza lavarlos, pero era lo menos que podía hacer estando acá y gratis.

─¿Cómo vas con mi viejo?─ Le pregunté a Tomi.

─Todo muy piola, estamos a nada de sacar otro tema.─ Me comentó.

Sonreí.─ Uy, me alegro. Por lo que sé, les está yendo bien.

─Sí.─ Admitió él contento.─ Han subido las vistas y ahora nos reconocen un toque más. Me hace feliz esto.

─Entonces a mí me hace el doble de feliz.

Escuché su risita.─ Y vos... ¿Cómo vas, ahora vivís aquí?

Asentí ligeramente.─ Sí. Las cosas con mi vieja no han estado bien y hace como dos semanas decidí venir acá.

─¿Por qué no hablas con ella?─ Me preguntó causando que lo volteara a mirar.

─Lo intenté, pero todo terminó peor.─ Acepté.─ Yo... Creo que debería pasar un poco más de tiempo antes de volver a hablar con ella. La avergoncé banda con su novio y la familia de él. La entiendo.

Él me dió una sonrisa triste.─ ¿Cómo te sentís con eso?

─No niego que a veces me siento un toque mal, pero me ha servido alejarme un toque.─ Contesté para luego sonreír.

Él me devolvió la sonrisa mientras se levantaba.─ Que bueno, me alegra que podas tomarte tu tiempo.─ Dijo acercándose para darme un pico.─ ¿En dónde queda el baño?─ Preguntó luego de darme le pico.

─Por allá.─ Dije señalando hacia donde quedaba.

El asintió y se dirigió hacia allá.

Yo sólo continúe lavando los platos. Cuando terminé, me senté a tomarme el mate mientras pensaba en todo: Tomás y mi vieja. Por un lado me sentía bien, porque nuevamente lo tenía a él y eso me generaba cierta seguridad, pero las cosas con mi vieja no me permitían sentirme completamente feliz como quisiese. Sé que tengo que hacer algo, pero me da miedo cagarla otra vez y empeorar más la cosas.

─¿Todo bien?─ Me preguntó Tomás haciéndome salir de mis pensamientos.

Asentí mirándolo.─ Sí, ¿querés que te acompañe?

─Dale.

Asentí y rápidamente me coloqué una pantalón, luego tomé las llaves y fuí con él hacia la recepción. Mientras íbamos en el ascensor él me iba contando sobre lo que había hecho los últimos días, y básicamente se resumía en grabar una canción que para él era demasiado importante. Por mi parte, le presté atención todo el momento y me causaba cierta intriga, quería escuchar el tema ya.

─¿Nos vemos más tarde?─ Me preguntó él.

─Sí, tengo que ir al estudio más tarde.

Él asintió y me dió un pico.─ Chau linda.

Sonreí.─ Me escribís cuando llegues.

Nos dimos otros pico y finalmente él salió. Yo sonreí como boba mientras lo veía irse.

•••

Había pasado casi media hora desde que Tomás había salido. Yo me encontraba organizando el apartamento, estaba hecho pija y mayormente por mí, ¿ya había mencionado que soy demasiado desorganizada? Es un hábito que sí o sí debo mejorar.

Justo en ese momento, escuché la puerta, así que me dirigí hacia esta y ví a Sol. Tenía una sonrisita que nada ni nadie le podía quitar.

─Por tu cara supongo que te fue de  maravilla.─ Le dije sonriendo.

Ella asintió.─ Boluda, nadie me había garchado así.

Me reí.─ Entonces el pibe te salió bueno al fin.

─Sí, quedamos en volver a vernos y no sé, es lindo.

Al ver su cara, nuevamente reí.─ Nah, entonces te enamoraste al fin.

Ella negó.─ Ni a palo, sólo estoy viendo que tal. A ver si alguien es digno de hacerle compañía a esta diosa, porque vos sabés que la mayoría son una mano de giles.

Sí, por lo que Sol me había contado, sabía que la mayoría de pibes con los que había estado eran tremendamente pelotudos.

─Entonces diosa del Olimpo...─ Bromee sentándome a su lado.─ Contame, quiero saber, porque por lo que decís, mis expectativas subieron banda.

Ella sonrió, pero era de esas sonrisad con orgullo.─ Voy, espera me cambio.

Me quedé sentada en el sillón esperando a que volviera. En lo personal, no era muy fan de saber experiencias sexuales de los demás, por lo general siempre terminaba sabiendo porque a Sol le encantaba contarme.

Solo tú;; C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora