Capítulo 26.

2.3K 85 7
                                    

Capítulo veintiséis.

Tomás.

Habían pasado varios días desde que Nahia y yo habíamos arreglado las cosas. Honestamente me sentí bien después de todo eso que pasó, porque pude por fin, aclarar mi mente y la relación que ella y yo tenemos. Antes no sabía si quería continuar con ella para algo serio y ahora definitivamente lo sé.

─Apúrate Homer, se nos está haciendo tarde.─ Lo llamé de un grito desde las escaleras.

─Bancame un toque.

Suspiré. Homer a veces era demasiado lento para arreglarse, eso siempre nos terminaba haciendo llegar tarde a cualquier cosa y eso hoy no podía pasar. La reunión que teníamos era muy importante.

─¿Ya se van?─ Preguntó Sara, estaba en la cocina.

Asentí con mi cabeza.─ Sí, pero a tú noviecito precisamente hoy se le dió por demorarse.

Ella se rió.─ Siempre es así, pero quédate tranquilo vos, todo va a salir bien.

─Eso espero.─ Susurré.

─¿Y vos con Gabi qué?─ Inquirió con algo de curiosidad.

Arqueé mi ceja.─ ¿No te contó?

Ella negó con su cabeza.─ El sábado por la noche, después de que vos te fuiste, no me dijo nada y al otro día se devolvió a Neuquén.

Suspiré. Eso nos tomó de sorpresa a todos, aunque más a Sara. Pero Gabriela siempre hacía eso, se iba de la nada.

─Hablamos y ahora sólo somos conocidos.─ Le expliqué.

─O sea que es definitivo.

Asentí con mí cabeza.

En ese justo momento, bajó Homer con su campera en las manos. El pelotudo casi se cae porque venía muy rápido.

─Que te vaya bien, amor.─ Le dijo Sara despidiéndose de él.

Homer le dió un pico.─ Te cuento cómo nos va más tarde.

Nuevamente se dieron un pico y salimos por fin. Esos dos ya parecían esposos en vez de novios, pero eran muy tiernos al fin de cuentas.

─Si me muero, vos sos capaz de llegar tarde a mi funeral.─ Le reprendi mientras subíamos al auto.

Él se rió.─ Perdón, pero ya estamos acá, sólo supliquemos para que nos vaya bien.

─El jefe nos va a regañar.

Homer suspiro.─ Si algo, échame la culpa, le decís que soy la piba de la relación y que me estaba arreglando de más.

Me reí sarcásticamente.─ Sólo espero que nos vaya bien.

•••

Cuando llegamos a la disquera del viejo de Nahia, sonreí al verla en la recepción. Me acerqué junto con Homer para saludarla. Con Homer se saludó de beso en la mejilla y conmigo con un pico.

─Eu, ¿ya llegaron?─ Preguntó Homer.

Ella asintió.─ Sí, aunque no hace mucho.

Suspiré.─ Vení,─ La llamé para hablar lejos de Homer.─ ¿cómo es esa gente, crees que nos va a ir bien?

Ella me dió una pequeña sonrisa.─ Mira, tranquilo, no dejes que los nervios te jueguen en contra, sólo sé vos.

Solo tú;; C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora