Capítulo veintinueve.
Tomás.
Justo cuando salimos a la plaza cerca de la casa de Nahia, me acordé de la primera vez que la ví. No miento, llamó mucho mi atención pero no pensé que ahora estaríamos aquí después de garchar, tranquilos y fumandonos un porrito. Me parecía impresionante el camino que podía tomar mi vida en ocasiones, porque siempre terminaba siendo inesperado.
Pero no me quejo, tampoco me arrepiento de nada, de hecho agradezco banda de cosas, porque sin eso no sería nada de lo que ahora soy, ni estaría con la gente que para mí, hoy en día, es muy importante; por ejemplo, la piba que justo ahora me mira.
─¿Cómo te sientes?─ Le pregunté.
Ella, como siempre, me dió una sonrisa.─ Muy tranquila, en paz, ¿vos?
Me gustó escuchar eso.─ Casualmente, me siento igual. Es bueno esto.
Ella asintió.─ Lo es, nunca había apreciado tanto la compañía de alguien.
Sonreí y me acerqué a ella para darle un pico. Aún no sabía por qué, pero con ella se me salía mi lado más genuino y asquerosamente tierno, pero ya no me incomodaba ese hecho.
─Me gusta estar con vos, ¿sabés?─ Le dije sinceramente.─ Sos como un escape a todo.
─Pienso lo mismo de vos.─ Me respondió recostando su cabeza en mi hombro.─ A veces los días son muy tediosos y aprecio mucho hacer a un lado todo estando contigo.
Sonreí y le dí una calada al porro. En ese momento recibí un mensaje de troca, diciéndome que todos los pibes se habían juntado en la casa y que querían verme ahí.
─¿Querés ir con los pibes?─ Le pregunté.
Ella levantó su mirada y asintió.─ ¿Están en tú apartamento?
─Sí.─ Respondí.─ Troca me escribió y bueno, tenemos que ir.
─¿A ellos no les incómoda si voy?
Negué.─ Nah, vos sos como una más, no pasa nada.
Sin más, nos levantamos y para no demorarnos mucho, tomamos un taxi, el apartamento quedaba un toque lejos como para irnos caminando. Al llegar, subimos las escaleras hasta el cuarto piso y nos dirigimos a la habitación. Sin siquiera haber llegado, ya se escuchaba la música. Abrí la puerta ya que estaba entrecerrada y entramos. Al estar dentro, se sentía por todo lado el olor a marihuana.
─Eu, ¡el cenfe!─ Gritó Mauro levantándose a saludarnos.
─!Duko!─ Lo saludé emocionado, hace banda no lo veía.─ Ella es Nahia, mi novia.─ Se la presenté.
Mauro nos dió una sonrisa y se acercó a ella para saludarla.
─¿Todo piola? Que bueno conocer a la que tiene loquito al cenfe.─ Le dijo él haciendo que ambos riamos.
─Y mira, es bastante fácil traerlo así.─ Respondió ella haciendo que él soltará una carcajada.
Ella me dió una mini sonrisa y luego nos dejó para ir a saludar a los otros pibes.
─Entonces es verdad.─ Susurró Mauro emocionado mientras pasaba su brazo por mis hombros.─ La gila de Gabriela no va más.
A él nunca le cayó bien Gabriela, nunca entendí porqué.
Me reí.─ Así es, ahora el camino me muestra nuevos horizontes.─ Bromeé.
Ambos reímos.
─Pero hablando posta, me alegra.─ Continúo.─ Ya era hora.
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Solo tú;; C.R.O
FanfictionSin imaginarlo, en un mes llegaron a sentir mas de lo que habían sentido en toda su vida.