¿Qué pasaría si de repente te enteras de que estás comprometido? Que buena pregunta, lo normal es que dudes de los hechos, pero...¿Cómo cuestionar a tú padre?
–¡Terrence! – gritó moviendo de un lado a otro el cuerpo del alfa intentando despertarlo – ¡Despierta imbécil! ¡Despierta!
Un gruñido fue la única respuesta de parte del alfa el cual se dio la vuelta y se tapo rápidamente el rostro con su sabana por la luz que provenía de la ventana, pues el omega se había encargado de dejar entrar toda aquella claridad al abrir las cortinas.
–¡He dicho que despiertes, maldita sea! – exclamó apartando la sabana de un jalón provocando que el alfa callera de cara al suelo.
–¡¿Pero qué mierda?! – gritó molesto levantándose adolorido del suelo – ¡¿Cual es tu maldito problema?!
El omega solo se quedo observándolo en silencio con los brazos cruzados. El alfa lo miro molesto, odiaba que interrumpieran su sueño y peor aun de aquella forma tan brusca.
–¿Qué es lo que quieres? – preguntó levantándose del suelo luego de soltar un bostezo.
–Bueno, yo... quiero salir – respondió jugando con sus manos fingiendo inocencia.
–Pues entonces sal y déjame dormir – dijo recogiendo la sabana del piso, dispuesto a retomar su sueño.
–Oh vamos Terry, por fis... – mencionó juntando sus manos en forma de suplica haciendo ojitos de cachorro, su hermana no era la única que podía usar su "ternura" para conseguir lo que quería.
–No me vas a convencer tan fácil – aclaró dándole la espalda al omega, no iba a ceder ante los caprichos de su hermano.
–Está bien... entonces me quedaré aquí encerrado el resto de mi triste y solitaria vida... – murmuró usando cierto tonito dramático, el alfa hizo una mueca de disgusto ante aquel comentario y suspiro derrotado, sabia a la perfección que el omega lo estaba manipulando pero le dolía escucharlo decir cosas así.
–Ya, ya, esta bien... – susurró acercándose lentamente al omega.
–¡¿Enserio?! ¡gracias Terry eres el mejor! - exclamó abalanzándose hacia sus brazos.
–Ya lo sé, maldito bipolar... Solo no vuelvas a decir eso – respondió revolviendo con cariño el cabello del más bajo – Ahora déjame cambiarme.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El mayor de los Afton se encontraba disfrutando de una buena taza de café amargo sentado en un sillón revisando quien sabe que en el celular. Apartó su mirada de aquella pantalla al escuchar un par de risas que ya conocía de memoria provenir de las escaleras.
–¿A donde van tan arreglados ustedes dos? – pregunto viendo como sus dos hijos mayores bajaban las escaleras entre risas, ambos vestían sus características chaquetas negras.
–¡Papá! – exclamó sonriente el omega corriendo hacia los brazos de su padre – ¡Buenos días!
–Parece que alguien despertó de buen humor – comentó correspondiendo con cariño el abrazo del menor – ¿Por qué tan arreglados?
