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Si lo pensaba, el Omega sabía que podía perder los nervios. Se dijo a sí mismo que tenía que dar un paso cada vez, que no tenía que darle demasiadas vueltas a lo que estaba haciendo o a lo que Zayn podría hacer. Ese era también su cuarto de baño y tenía todo el
derecho a entrar. Cosa que hizo. Luego, gracias a Dios, los sonidos y visiones llenaron todo el espacio en su mente.

El agua chocaba contra las paredes de cristal de la ducha. Todo el cuarto de baño estaba lleno de cristales y la ducha era lo suficientemente grande para dos, pero el Omega no la había compartido nunca con Zayn. Nunca habían coincidido. No, aquello era una excusa, una evasión ... Su timidez natural se había acentuado cuando tuvo a sus hijos. La verdad era que su aspecto de entonces no le parecía el más adecuado para el
erotismo, con el vientre hinchado, los pezones llenos de leche y los muslos surcados de venas azules. Pero ahora estaba en bastante buena forma. No se le notaban nada los embarazos y todas las marcas le habían desaparecido. No había ninguna razón para no
compartir su desnudez y todas para hacerlo si se obligaba, como en su luna de miel.

El Alfa lo había ayudado entonces a sentirse natural en ese estado, antes de quedar embarazado por primera vez. ¿Por qué no hacerlo ahora otra vez? ¿Por qué no?
A Zayn nunca le había importado estar desnudo. Lo miró a través del cristal de la ducha, admirando lo perfecto que era todavía ... su Alfa. Estaba de espaldas al chorro de agua, con el dándole en la cabeza y los
hombros. Tenía los ojos cerrados y parecía como si tuviera los dientes apretados. Los puños cerrados. Estaba claro que la ducha no le estaba quitando la tensión.

Una energía explosiva salía de su interior. Una energía terrible y turbulenta atrapada y, lenta y silenciosamente, siendo transformada en algo más manejable. A Zayn se le daba muy bien controlarse. El que esa noche hubiera perdido el control era una buena muestra de lo insatisfecho que estaba con él. El miedo lo atacó de nuevo. ¿Y si no tenía nada que darle que lo satisfaciera? Zayn era especial. Todo el mundo lo sabía. Mientras que él ... ¿qué había hecho para ser una buena pareja para el pelinegro? Había sido Zayn el que lo había elegido como su Omega. Eso era.

Recién salido de la universidad, ni siquiera había empezado a trabajar cuando Zayn se hizo cargo de su vida y le había dado el propósito que el Omega había
querido. Pero ahora se sentía perdido sin esperanza. Se dijo a sí mismo que no tenía que haber pasado de esa manera. Lo amaba y siempre lo había hecho. Y su Alfa se sentía engañado. Así que Zayn había esperado más, había querido más de Liam, aparte de sus hijos.

Esa noche, habiendo dejado a un lado la hipocresía, por doloroso y chocante que fuera, tenía la oportunidad de hacer algo. Tenía que intentarlo, a pesar de que sólo
Dios sabía lo que podría salir de aquello. El Alfa echó atrás la cabeza y respiró profundamente. Luego se volvió y abrió los ojos ... y lo vio allí, mirándolo. Se detuvo y se puso tenso, como enfadado por esa
invasión de su intimidad.

Liam se sintió como un conejo atrapado. Se quedó helado, y lo habría hecho igual aunque tuviera preparada una reacción, lo que no era así. Había ido allí con él porque el vacío que había sentido antes era insoportable. No lo había hecho porque fuera un
miron. El Alfa abrió la puerta de la ducha, presentándose de repente como una realidad cálida e inmediata que lo miraba lleno de ira.

—¿Me deseas, Liam?

Su voz era dura, tersa, salvaje, reflejaba perfectamente la expresión de su rostro. Lo tomó por la muñeca y lo metió en la ducha, sin esperar una respuesta. El Omega había ido por él y era como si todo su cuerpo le dijera que fuera por él hasta el fondo.

Lo agarró por la otra muñeca y lo condujo bajo la ducha. —¿Quieres huir ahora a la seguridad? —dijo el Alfa luego soltándolo y haciendo un gesto
exagerado con las manos.

Recuperando a su AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora