Capítulo 08: Frente la pelea [Parte II]: Tienes los mismos ojos.

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Historia de Liam II:

Ocho años después:
Liam corría sin descanso por todo el mercado, con Brooklyn siguiéndolo de cerca. Aunque ambos tenían dieciocho años, se notaba en sus rostros serios que algo había sucedido. Liam echó un vistazo por encima del hombro para asegurarse de que Brooklyn lo seguía. Cuando ella comenzó a reducir la velocidad, él tomó su mano y la llevó sobre su espalda.

—No es momento de detenernos. ¡Él es tu única familia!. —Exclamó Liam, con voz preocupada.

—Y-yo... ya no puedo seguir. —Jadeó Brooklyn, aferrándose al cuello de Liam.

Ignorando sus palabras, Liam dio un salto alto y continuó corriendo por los tejados. Desde allí, divisó su barco en el muelle, quejándose bajo el peso de Brooklyn. Saltó de tejado en tejado hasta llegar a un puesto en el mercado, esquivando hábilmente a la multitud. Al alcanzar el barco, bajó a Brooklyn y ambos entraron en una habitación donde encontraron a un hombre mayor acostado en la cama, mirando a Liam.

—Primero tu padre adoptivo, ahora yo. —Murmuró el hombre con dificultad para hablar.

—¿Papá?. —Preguntó Brooklyn, mirando a su padre.

—¿Brooklyn? —el hombre en la cama interrogó, girando el rostro con dificultad.

—No debería hacer mucho esfuerzo. —Comentó Liam, acomodándolo. Luego, tomó una de sus manos. —¿Crees que es un buen momento, señor?

—¿Para qué?. —Preguntó el hombre, con la respiración agitada, mirando a Liam.

—Para pedir la mano de su hija. —Confesó Liam, visiblemente nervioso, mirando a Brooklyn.

Hubo un silencio algo incómodo para Brooklyn y el anciano, pero pronto rompieron en sonrisas y risas, aunque con dificultad. Cuando Brooklyn se acercó, su padre tomó la mano de Liam y la colocó sobre ella con una sonrisa.

—Ya te habías tardado, Liam... —Suspiró, luego tomó las mejillas de ambos y besó la frente de su hija. —Es un buen chico, te hará muy feliz. —Luego, agarró la patilla de Liam con un gesto firme. —Si la haces llorar, te las verás conmigo.

Con una sonrisa forzada, Liam tocó el lugar donde lo había jalado. —Así será, señor... Y perdón por tardar...

—Voy a seguir tus palabras... siempre... —Rió un poco Brooklyn, besando la frente de su padre.

El anciano se recostó con cuidado, cerrando los ojos mientras mantenía la mano en la mejilla de su hija. Poco a poco, su fuerza lo abandonaba, su respiración se volvía imperceptible y una sonrisa se marcaba en su rostro mientras su corazón dejaba de latir, abandonando este mundo por completo. Las lágrimas caían de los ojos de Brooklyn, quien apoyaba su rostro en el estómago de su padre, aunque Liam quería separarla, solo la tomó del hombro y la atrajo hacia él, permitiéndole esconderse en su hombro mientras ambos lloraban desconsoladamente. Liam besó su frente, acariciando suavemente detrás de su cabeza.

Más tarde, cuando la lluvia caía, todos se reunieron alrededor de una tumba. Liam abrazaba fuertemente a Brooklyn mientras algunas personas se acercaban para ofrecerle sus condolencias. Al final, un hombre se aproximó por detrás de ambos, poniendo sus manos en sus hombros, mirando al cielo y suspirando profundamente antes de pronunciar sus últimas palabras.

—Desde ahora... la tripulación pirata se disolverá y cada uno regresará a casa. ¿Algún problema con eso, señorita?

—Ninguno... Ahora todos son libres, tal vez... —Murmuró Brooklyn entre sollozos.

Stray Kids II: LimitlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora