─ helado ᡣ𐭩

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Hoy era el día libre en el trabajo de MingHao.  

A pesar de ser el jefe, eso no significaba que no hacía nada, si no todo lo contrario. Es por eso que las últimas semanas estuvo teniendo mucho trabajo y dejaba a su omega solito y triste en casa. 

Pero en realidad él sólo estaba adelantando trabajo; pues el sabía que el celo de su niño se acercaba, y quería estar totalmente libre para él para poder darle mucho amor, mimarlo como a su bebé tanto le gustaba. 

En este momento se encontraba almorzando junto a su omega, quien tenía sus mejillitas llenas de comida y rojitas a causa del frío. 

—Minggie, quiero un helado— pidió de repente SoonYoung con un pronunciado puchero en su boquita, y haciendo que por ende MingHao frunciera un poco el ceño ante tal petición por parte de su niño. 

—Mi amor, está haciendo mucho frío, no es correcto que comas eso, puedes volver a enfermar— le dijo, siendo lo más cariñoso para no hacer sentir mal a su bebé. 

—P-pero Ming, no importa, por favor hyung, vayamos por mi helado— pidió, poniendo ojitos de cachorro para que su alfa cayera en sus encantos.  

MingHao enarcó una ceja, su omega sabía que él tenía una debilidad porque lo llamará "hyung" y se estaba aprovechando de eso.  

—Dije que no, bebé, no quiero que vuelvas a enfermar. 

—Hyung, hyung, hyung, ¡por favor! — insistió. El omega se había levantado de su asiento para ir con su alfa y zarandearle suavemente su fuerte brazo. 

El alfa suspiró, sabía de antemano que su bebé no iba a dejar de insistir hasta que aceptará llevarlo por su helado. 

—Bien, pero con la condición de que yo te cambiare para abrigarte como se debe. Si dejo que te cambies tu solo seguro sólo te pondrás una sudadera. 

••

—¡Alfa! ¡no quiero, es mucho! — gritaba el pequeño omega, muy desesperado. 

MingHao de verdad estaba exagerando, sólo un poco; pues le había puesto mínimamente unos tres leggins afelpados antes de ponerle su pantalón y unos tres suéteres antes de ponerle su chamarra.  

—Bien, creo que con eso es suficiente mi amor. Ahora ve a sentarte al tocador, te voy a peinar para ponerte tu gorrito — habló su alfa muy cariñosamente. 

SoonYoung a pesar de estar un poquito frustrado por la cantidad de ropa que tenía en su cuerpito, sonrió por la atención tan bonita que le estaba dando su destinado; pues por su trabajo, no había tenido tiempo para mimarlo como se debía. 

Así que fue al tocador caminando un poco raro gracias a todas las prendas que tenía encima pero con una gran sonrisa. Se sentó y por el espejo pudo ver cómo su alfa se acercaba y comenzaba a cepillar su cabello suavemente para no dañarlo. 

—Alfa, te amo mucho, gracias por preocuparte por mi— no pudo evitar agradecerle a su novio. 

MingHao sólo sonrió y terminó de peinarlo, le puso aceitito en su cabellera y posterior a eso le coloco su gorrito junto con unas orejeras para proteger cualquier parte de su carita del frío.  

Giró la silla en la que su pareja yacía sentada y lo miró a los ojos. SoonYoung se sintió cohibido por como MingHao lo miraba, pues se veía en sus ojos todo el amor que sentía por él. 

—Siempre me voy a preocupar por el amor de mi vida, si te pasa algo, dime, ¿con quién me voy a casar y tener cachorritos? — preguntó, haciendo que SoonYoung se tapara su carita por lo último mencionado. El también quería tener cachorritos, pero su alfa decía que aún no era el momento porque su omega aún era un bebé. 

MingHao quitó las manitas del rostro de su niño y se acercó a besarlo de manera lenta y suave, ambos moviendo sus labios en una danza parsimoniosa. No había prisas, para ellos en ese momento el tiempo se había detenido, sólo pensaban en el beso que se daban con mucho amor. Sus lobos y corazones gritando cuanto se habían extrañado. 

Cuando terminaron su bonito beso, se miraron a los ojos y el alfa dejó un besito en la frente de su omega. Se separó y tomó los guantesitos que reposaban en la cama y se arrodilló frente a su niño, para luego tomar primero su manita derecha y depositar un besito en esta y colocarle el guante, después tomo la izquierda repitiendo el mismo procedimiento. 

Cuando SoonYoung estuvo listo, le dijo que se fuera a la sala en lo que el se cambiaba para salir por su helado. 

Después de un rato el alfa salió y ambos se pusieron sus bufandas. Ya listos el mayor tomó la manita de su omega para entrelazar sus dedos y comenzar a emprender camino en busca de una heladería que estuviese abierta aún con el clima que estaba haciendo. 

Al final del día, MingHao también disfrutó de salir por un helado, pues fue una buena excusa para acercarse a su omega para mimarlo y darle todo el amor que este necesitaba.

𝗜𝗻𝗼𝗰𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗕𝗲𝗯𝗲  ୨୧  𝖧𝖺𝗈𝖲𝗈𝗈𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora