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El celo de SoonYoung había llegado esta mañana. 

Usualmente sus celos eran un tanto diferentes, ya que normalmente los celos se basan en que las personas que lo experimentan sienten una sed sexual insaciable por alrededor de 3 a 4 días. 

Pero el de SoonYoung no era así, o no siempre. En ciertas ocasiones si sentía esa sed sexual pero no era nada que un supresor no pudiese calmar, aunque igualmente si ocurría eso no los necesitaba ya que su alfa lo ayudaba a calmar ese tipo de dolor

En sus celos, SoonYoung sólo experimentaba dolores, cambios de humor y la necesidad de tener siempre a su alfa cerca, más no experimentaba tanto apetito sexual. Es por eso que cuando su celo llegaba, MingHao tenía que estar en casa siempre para darle el calor y cariño que el omega necesitaba. 

En estos momentos MingHao había dejado al omega dormido en la recámara de ambos mientras él bajaba a hacer la comida. 

Preparó algo sencillo ya que el no era tan bueno en la cocina como su omega.

Hizo unos huevos fritos con tocino y jugo de naranja.

Hace ya unos minutos había comenzado a escuchar unos ruidos en la planta de arriba, así que supuso que su omega ya había despertado. 

Cuando todo estuvo listo y servido, subió para decirle a su bebé que era hora de bajar a comer, pero apenas abrió la puerta un gruñido muy tierno lo detuvo. 

—Alfa me dejó solito— soltó Soon con el ceño fruncido. Cuando MingHao observó bien la habitación, cayó en cuenta de que SoonYoung había armado un nido con la ropa de ambos en la gran cama que allí había, y que su omega se había puesto una camisa de él que le quedaba muy grande a su pequeña anatomía. 

—Amor, no te deje solito, fui a preparar la comida porque te tienes que alimentar bebito— trató de acercarse pero nuevamente un gruñido lo detuvo. 

—No te acerques al nido, aún no esta listo, le falta el toquecito especial— dicho esto empezó a revolcarse en toda la cama, impregnando su aroma—. Alfa, ven, deja también tu aroma y ya estará listo nuestro nidito— MingHao sabía que no podía llevarle la contraría y menos si se trataba de ayudarlo hacer un nido. 

Así que se acercó, y antes de impregnar su aroma, habló. 

—Bebé, te ayudaré a terminar el nido, pero después iremos a comer ¿bien? — después de que el omega asintiera, el alfa se hecho a la cama y empezó a revolcarse entre todas las prendas que allí había. Cuando termino, el omega aplaudió y sonrió muy contento por su gran creación—. Ahora a comer, amor mío. 

El omega extendió sus brazos hacia él en señal de querer ser cargado, y MingHao sin rechistar lo tomó en sus brazos y lo llevó hacia la primera planta. 

—Alfa, ¿después de comer podemos subir al nido a darnos amor? — preguntó SoonYoung mientras era depositado en su silla del comedor. 

—Claro, bebé, pero primero hay que alimentarnos— su niño le sonrió feliz mientras asentía. 

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Después de comer la pareja fue nuevamente hacia su nido y se la pasaron dándose cariñitos toda la tarde. 

Eso hasta que el alfa sintió como el aroma de su bebé empezaba a volverse más fuerte, y como el omega en sus brazos empezaba a restregarse contra él y a olfatearlo. 

—A-alfa, ayuda, m-me siento raro— MingHao rápidamente entendió lo que pasaba, este era uno de los pocos celos en donde el omega si tenía apetito sexual. 

—¿Qué es lo que mi pequeño bebé quiere? — jugó un poco con la cordura de su novio. 

—A ti... a tus c-cachorros— lo último hizo que MingHao se tensara y se pusiera pálido. 

—¿Quieres cachorros mi vida? — preguntó un poco ido. 

—S-si, quiero bebés. Los quiero, alfa, ¡damelos! — exigió. 

MingHao estaba en un debate mental, pues si su omega estaba en celo, no sabía si el que le estaba pidiendo tal cosa era SoonYoung o el lobo de este. 

Igual su omega anteriormente ya le había mencionado que quería bebés, pues ya vivían juntos y hace casi 1 año que el alfa había marcado a SoonYoung, lo tenían todo, ya sólo les faltaba un bebito, pero MingHao constantemente se negaba a eso, pues él decía que su omega aún era un bebé. Haciendo que por ende tanto SoonYoung como su lobo sintieran una especie de rechazo de parte de su alfa. 

—¿Otra vez no quieres darme un bebé, MingHao? — las palabras del omega sacaron de su ensoñación al alfa al ser llamado por su nombre y por el tono en el que el omega habló. 

—No es eso, mi vida, sólo no sé si es correcto, aún eres muy joven para darte esa responsabilidad, no quiero arruinarte tu juventud con tal cosa— por fin había dejado salir todas sus inseguridades respecto al tema. 

SoonYoung se sentó en la cama y MingHao imitó su acción. El omega se situó a horcajadas en su regazo y tomó su rostro entre sus pequeñas manitas. 

—Jamás me arruinarías mi vida, alfa, si te lo llevo pidiendo hace mucho es porque lo quiero, quiero un bebé, tuyo y mío. Quiero tener un pedacito de ti en mi pancita y luego tenerlo en mis brazos. Por favor, hyung, tengamos un bebé— pidió. 

MingHao pareció pensarlo un momento, la idea no le desagradaba, pues su lobo de igual manera llevaba tiempo insistiéndole en que debían preñar a su omega, pero él sólo hacía caso omiso a las peticiones de este. 

—Lo intentaremos esta vez, y si no quedas en cinta será porque la diosa luna así lo quiso, así que no lo volveremos a intentar hasta en unos años. ¿Te parece, amor? — propuso. 

SoonYoung asintió rápidamente y se lanzó hacia los labios del pelinegro para besarlo. Su lobito revoloteando en su interior al saber que su alfa por fin lo anudaría y le haría cachorritos. 

Pasaron las horas mientras ellos se entregaban en cuerpo y alma, susurrándose cuanto se amaban mientras eran uno solo. 

Cuando terminaron la actividad tan exhaustiva y el omega se encontraba recostado sobre el fuerte pecho de su novio, habló. 

—Gracias, Minggie, te prometo que seré un buen padre para nuestros hijitos— dijo mientras acariciaba su vientre, rogándole a todos los dioses que pudiera quedar en cinta—. ¿Qué quieres que sea? Si es niña sería muy bonita y si es niño me encantaría que se pareciera a ti, ¡¿te imaginas que sean gemelos?! ¡Minggie, eso sería genial! — el alfa sólo reía por las palabras que decía su omega y la emoción que emanaban estas. 

—No importa realmente que sea, bebé, mientras nazca sanito y tú estés bien, yo seré feliz ya sea niño o niña. 

SoonYoung sólo sonrió por eso, su alfa era demasiado bueno y es por eso que lo amaba tanto, y aunque ambos eran predestinados, SoonYoung se habría enamorado de MingHao incluso si no lo eran. 

—Te amo mucho, Minggie, gracias por amarme también. 

El alfa le sonrió y se puso sobre él entre sus piernas para comenzar a besarlo nuevamente. 

Y aunque MingHao aún seguía con un poco de inseguridades, él también deseaba tener un cachorrito con su pequeño SoonYoung. 

Puede que tal vez la diosa luna les cumpla su deseo a la pareja destinada.

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𝗜𝗻𝗼𝗰𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗕𝗲𝗯𝗲  ୨୧  𝖧𝖺𝗈𝖲𝗈𝗈𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora