𝟬𝟮. one way ticket

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╭── ➳ 🕷️ ⦁ 🌊 ⦁ capítulo dos
billete de ida ──

╭── ➳ 🕷️ ⦁ 🌊 ⦁ capítulo dosbillete de ida ❑ ❂ ──╯

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LA MUJER PAVO REAL SERVÍA TAZAS DE TÉ mientras los dos vencedores que debían ayudarnos nos analizaban desde el otro lado de la mesa. Me parecía impresionante que el tren fuera a máxima velocidad y todos los objetos dentro de él se mantuvieran estáticos. Los candelabros apenas zumbaban con una vuelta un poco brusca. 

Ya iba por mi cuarta tortita de chocolate y la mujer Pavo Real no escondió su desagrado al ver mis dedos manchados de tierra. Me dio una servilleta de tela más suave que cualquier vestido que hubiera tenido y me limpié lo mejor que pude. Fue inútil, porque la tierra se mezcló con lo pegajoso del chocolate y no saldría a menos que me lavara las manos. Lo cual no era una opción en el momento, porque los dos vencedores empezaron a hablar.

—Queremos que alguno gane y para que eso pase, ustedes tienen que decirnos en qué son buenos. Si no tienen nada, cada uno se puede ir a cenar a su habitación a esperar sus muertes.

—¡Ronald!

La mujer Pavo Real lo reprendió y el joven a su lado puso los ojos en blanco. No sabía qué pensaba Dexter, pero yo estaba contenta de que no nos fueran a tratar como niños enfermos que si los tocan los magullan. Sonreí un poco, por primera vez en toda la mañana, y escondí mis dedos sucios debajo de la falda de mi vestido.

—Si no les soy honesto tendrán falsas esperanzas, Selis, ¿que no aprendes?

—Podrías haberles dejado que se presentaran.

—Ya sabemos sus nombres y ellos saben los nuestros, no vamos a perder el tiempo.

Eso era cierto. Frente a nosotros estaban Ronald Carson y Fallon Reveler, dos de los cuatro vencedores del Distrito 8. Ronald era un hombre mayor con pinta de que tenía muchos mejores lugares en los que estar y al que le hubiera venido bien una siesta. Fallon había ganado tres años atrás y le notaba una luz en los ojos que le faltaba al mayor. Esperanza. De que algún tributo del 8 ganara igual que él.

—Soy bueno con el cuchillo —dijo Dexter con un tono más uniforme del que me esperaba.

—Podemos trabajar con eso —lo alentó Fallon con una media sonrisa que Dexter apenas imitó. Después se giró hacia mí—. ¿Y tú, Willow?

Solo uno de nosotros ganaría. Ellos tenían que ayudarnos a los dos, pero al final solo uno quedaría vivo con un reguero de muertos atrás. La realidad era que no estaba en mis planes ser yo, pero no iba a arruinarle la esperanza a Fallon. No me costaba nada pretender que buscaba sobrevivir a los Juegos. Luego en la arena haría lo que quisiera.

—También soy buena con los cuchillos. Y con la aguja e hilo.

—Lástima que los juegos no son una competencia de costura, ¿eh, niña? —se burló Ronald tomando de su taza de té.

—Lástima, porque así podría coser las bocas de los tributos antes de matarlos para que no hagan ruido.

—Uh, qué oscura. Ese es el espíritu que estábamos buscando.

Lo había dicho más como una broma porque no me gustaba que nadie me ganara una discusión. Pero a Ronald de verdad le había interesado mi actitud y me miró con un asentimiento de cabeza que le quitó el aburrimiento. La mujer Pavo Real, Selis, no estaba muy contenta con mi respuesta.

—Tal vez un poco muy oscura para este desayuno, ¿por qué no hablan más por la noche?

—Puedes irte si te incomoda, te iré a buscar cuando hablemos de diademas y vestidos.

Selis frunció el ceño, pero se despidió de nosotros dos con una sonrisa y se marchó del vagón. También me hubiera gustado charlar sobre diademas y vestidos, se lo iba a decir la próxima vez que la viera. Por alguna razón, no me gustaría que ella me detestara porque aunque el Capitolio le hubiera lavado la cabeza para que creyera que los Juegos eran maravillosos, parecía genuinamente preocupada por mí y por Dexter.

—Entonces, cuchillos y agujas, ¿eh? —repitió Ronald señalando a cada uno—. Eso está muy bien, ¿pero saben cuál es la verdadera arma que los va a ayudar a sobrevivir?

—Para eso estamos hablando con ustedes —respondí sin querer que se divirtiera a nuestra costa.

Me sonrió y negó con un dedo mientras chasqueaba su lengua. Su desaprobación era evidente y Fallon solo asintió en un acuerdo silencioso.

—Su carisma, su actitud y su historia. Porque lo que la gente del Capitolio quiere es alguien a quien alentar.

—Alguien por quien llorar.

—Y eso es lo que te mata —me reprochó Ronald chocando su taza contra la mía—. Tienen que hacer que la gente los quiera porque de esa manera durante los Juegos tendrán sponsors.

—Comida, agua, vendas, armas, cualquier cosa que necesiten.

No quiero nada de eso, solo quiero un lugar para morir, pensé con la cabeza zumbándome por la cantidad de factores que condicionaban mi destino. Había que aparentar ser una heroína trágica para que las personas sintieran la suficiente pena por ti como para que te enviaran un arma para matar a otro adolescente torturado. De solo imaginar que eso también lo tuvieron que hacer Sol y Harlow, que hablaron con los mismos vencedores que tenía delante y que incluso se sentaron en mi mismo asiento; el apetito por dulces se transformó en nauseas.

Fingí interés en el resto de la conversación y apenas vi una oportunidad, me puse de pie y huí hacia mi habitación. Cuando la puerta automática se cerró, respiré hondo como si estuviera a punto de sumergirme en el océano. No estaba preparada para estar sola. Nunca antes había estado sola en una habitación tan espaciosa, más grande de lo que era el salón de mi ahora inhabitada casa. El viaje en tren hacia el Capitolio sería mi último resquicio de tranquilidad antes de que me envolviera el huracán de las cámaras, las personas y los Juegos. Antes de que conociera al resto de los tributos y me encontrara con el que en pocos días sería mi asesino o asesina.

Me acosté en la cama y me tapé hasta esconderme, deseando que morir fuera así de sencillo y no requiriera dolor. Los juegos eran un billete de ida a una muerte segura y espectacular, y aunque no me aterrara, la anticipación dominaba todos mis pensamientos.

Morir debería ser más fácil.

Morir debería ser más fácil

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EVERMORE ✉︎ finnick odairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora