Solo

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Reino azul.

- Esto es una burla, le ofrecimos a nuestra So-hee primero. - azotó la mesa con un potente puño. El rey Jean estaba molesto, apenas su espía le había contado sobre el compromiso del príncipe Hyungsik con un omega puro.

- Cariño tranquilo, asustarás a todos.

- Ni una mierda omega, es un insulto. Ya lo había conversado con Julya, nuestra hija sería la mejor opción.

- Debes hablar con él y pedirle una explicación.

- Si me lo permite alteza no debemos adelantarnos...- su consejero atinó a comentar, era sabio, un viejo de al menos 60 años llamado Gyu. - Aún tenemos al otro Jeon y si no es muy atrevido de mi parte, este tiene más madera de rey que el príncipe Hyungsik.

- Sea o no sea el caso Gyu, quién será rey es Hyungsik, no Jungkook. - demandó con furia el rey.

- Lo sé su majestad, pero es preferible tener algo a no poseer nada. La princesa estará más segura en el castillo rojo que aquí, y cuando coronen al príncipe Hyungsik y el ex rey Julya se vaya, habrán varios enfrentamientos, nos atacarán. Querrán dominar el castillo por la fuerza, saben que estamos desprotegidos por la muerte de nuestro comandante, lo aprovecharán.

El lobo del rey Jean estaba a nada de salir por la furia que recorría por sus venas. Le había fallado a su gente, se negó a cambiar a su comandante para poner a uno más joven y terminó sucumbiendo en un vil enfrentamiento entre lobos.

Su castillo azul ya no destilaba miedo o respeto, ahora eran burlados y subestimados. Quería con todas sus fuerzas cambiar eso. Su esperanza. Su Sohee. La reina nunca le pudo dar herederos, pero tenía un bastardo apunto de cumplir 18 años el cuál le serviría para asumir el trono. Lo había entrenado, era obediente, podía manejarlo.

Suspiró. - Bien, por algo eres mi consejero, se hará a tu manera.

- Su majestad debemos ir con calma, qué le parece una visita acompañada de un encuentro entre los príncipes "casual".

- De acuerdo, envía primero un ave y hazle saber al rey Julya que solicito una reunión amistosa con él.

- Sí su majestad.

El rey se levantó y caminó hacia sus hermosos jardínes llenos de rosas y flores color azul. De inmediato visualizó a su amada hija. - Sohee...

- Padre, ¿Cómo le fue? Supe que el príncipe Hyungsik se comprometió...

- Tengo otros planes para tí hija.

- Mmm, entiendo, aceptaré lo que me pidas padre. - Por eso amaba tanto a su hija, le decía que sí a todo sin objeción o cuestionamientos.

- ¿Viste a Han?

La princesa observaba las flores del jardín. - No lo sé padre, por la mañana lo ví entrenando la espada con Sir Luis.

- Si lo ves, le dices que lo espero en mi oficina.

- Sí padre.

- Alista algunas cosas, seguramente en 2 días viajaremos al reino rojo. - dicho esto le dió un beso en la coronilla y se retiró.

La princesa suspiró aturdida, podía imaginar lo que se venía para ella. Se levantó lentamente moviendo su vestido y se dirigió a buscar a su hermanastro.

Usualmente él se encontraba entrenando arduamente, era muy dedicado, pero a veces bastante infantil.

- ¿Príncipe Han? - llamó la princesa al ingresar en medio de reverencias en el patio de entrenamientos.

El Omega del rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora