Indicios

156 16 0
                                    

Jungkook

El azabache caminaba por los establos, debía velar por los caballos del reino. La guerra de los últimos estaba a la vuelta de la esquina.

Aquel acontecimiento sucedía cada 4 años. Todos los alfas de todos los reinos deben participar, incluidos los plebeyos, reyes y príncipes. Si eres alfa, debes estar presente. Las únicas excusas válidas para evitar la guerra es estar enfermo de gravedad, tener alguna discapacidad física o mental severa, o que tu Omega y/o pareja esté en estado de gestación.

— Príncipe Jeon Jungkook, solo me voy por unos días y cuando regreso ya estás comprometido. Siempre logras sorprenderme.

Aquella voz la conocía como la palma de su mano. La mano del rey, Jung Hoseok, había vuelto de un largo viaje que se le había encomendado.

— Hobi!!!... Oh Diosa, ya casi había olvidado tu fea cara.

— ¡Aigo! Respeta a tus mayores...

Se dieron un fuerte abrazo, fueron 3 meses desde que Hoseok se había marchado, él y Jungkook tenían una buena amistad, así como con Namjoon.

— Te extrañé, el reino siempre se queda muy solitario sin tus risas.

— Tú siempre tan romántico. Ya ví al rey, ya mismo tenemos un reunión, siento decirte que no traigo más que malas noticias.

La sonrisa de Jungkook decayó un poco, sin embargo asintió suavemente.

— Vamos, después tomamos unas cuantas copas y te pongo al día de todo por aquí, le diré a Nam...

— Claro...si es que aún te quedan ganas...

Caminaron hasta la oficina del rey el cuál ya los estaba esperando en conjunto con el comandante Namjoon, el comandante Min Yoongi, la reina Sana y el príncipe Hyungsik.

— Aquí traje al que faltaba.

— Ven Hoseok, por favor no perdamos más tiempo.

El nombrado caminó suavemente acercándose al escritorio en dónde había dejado una bolsa que llevaba consigo en su largo viaje.

— Me gustaría antes que nada, decir que me alegra estar de vuelta, no muy amenudo dejo el reino. Allá afuera es muy ruidoso y peligroso. El valle rojo, no era un mito después de todo.

— ¿Qué dices? Creí que solo era un desierto. — replicó Hyungsik.

— Lo es, cuando me adentré con Luan habíamos alcanzado 3 tormentas de arena, el lobo de él estaba al límite, cuando Luan no pudo más instintivamente grité por ayuda. Empecé a sentir muchos mareos y cuando me iba a desplomar, un grupo de lobos llegó a toda velocidad, todos eran negros como la noche y sus ojos rojos como la sangre.
Luego me desmayé.

El beta suspiró. — Cuando desperté estábamos en una especie de cueva con pocas luces y... Luan encadenado. Yo... creí que estaba soñando porque pude notar a esos lobos vigilarnos con recelo. Luego intenté hablar. Les dije que no quisimos entrar a sus dominios, que solo vinimos para buscar a los lobos del sur. Entonces pude ver que no eran lobos, o bueno... sí eran, pero omegas...ancianas.
Yo quedé en shock, pero aún así estaba preocupado por Luan, seguía inconsciente en su forma lobuna.

Sana tragó duro, si bien es cierto los alfas eran las criaturas más temidas por su gran fuerza y voz de mando, sin embargo habían criaturas que no destacaban por su fuerza sino por otras habilidades aún para muchos difíciles de imaginar. Las brujas, omegas ancianas con dones especiales, pocos reinos han tenido que soportar sus visiones, sus inesperadas visitas y más que nada pocos reinos se han atrevido a encontrar sus madrigueras.

El Omega del rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora