"Si alguien va a dar una cátedra sobre el amor, estoy seguro de que ese no puedo ser yo".
BEA
Me deja descansar unos segundos, los mismos que se toma antes de agarrar mis piernas y elevarlas; las coloca en sus hombros y sin darme tiempo a recuperarme, me penetra de nuevo.
Por unos segundos se queda quieto dentro de mí antes de acercarse a besarme.
—Sigue siendo igual de caliente —musita entre mimo y mimo.
Su lengua se abre paso en mi interior y acaricia los bordes de mi boca. Sus manos recorren mis piernas, suave, como si se tomara el tiempo de disfrutar de mi cuerpo.
Se gira hasta quedar debajo de mí y sé lo quiere. Me está dando el control, así que, montada sobre él, me incorporo un poco para acomodarme, pero no me lo permite, me besa de nuevo.
Me atrae hacia él y me lame los labios con deleite. Al mismo tiempo, mis manos buscan su miembro y lo coloco en la entrada de mi coño.
Me observa y me sujeta de la cintura mientras yo voy bajando poco a poco, empalándome con su miembro.
Cierro los ojos frente a la sensación y disfruto del ligero escozor que me invade ante su tamaño.
Gimoteo y él parece darse cuenta. De forma inconsciente, termina por acariciar mi cintura con sus dedos.
Colocó mis manos en su pecho y comienzo a subir y bajar por toda su longitud. Disfruto escuchar sus gemidos y la manera en que musita lo mucho que le gusta, tanto que al incorporarme, me coge con fuerza y me baja de un golpe, al mismo tiempo que eleva su pelvis para ir más dentro de mí.
Sin poder eludirlo, me acerco a besarlo, quizás de las pocas veces que me voy a atrever a hacerlo, pero no puedo evitar saborear sus labios.
Un jadeo sale de su boca y sus manos se aprietan en mi piel.
—No tienes idea de lo mucho que disfruto estar dentro de ti —musita en medio de jadeos y gemidos.
Me sigo moviendo sobre él y Zaid continúa diciendo lo buena que le parezco en la cama.
Le cabalgo como si no hubiera un mañana, hasta que me aprieta con sus brazos y me atrae hacia él, inmovilizándome en un abrazo que deja mi cara en su cuello y entretanto, él arremete dentro de mí cada vez más fuerte.
Sisea una maldición y al mismo tiempo hago una rotación para enloquecerlo un poco más.
Lanzo un grito cuando me da vuelta y deja sobre la cama, alza mis piernas y las sube en sus hombros. De nuevo arremete en mi interior con ímpetu, sin medirse ni contenerse.
Suplico por más y aquello solo es un incentivo para él, puesto que no duda un segundo en adentrarse, desatándose y penetrando una vez tras otras dentro de mi coño, más rápido y sin parar.
Cada vez me empotra con más fuerza y me besa como si no hubiera un mañana. Siento su cuerpo golpear el mío con sus embestidas y no puedo evitar mirarlo, a sabiendas de que entre nosotros sigue existiendo eso íntimo que es posible nunca desaparezca.
El orgasmo está casi por arrasar conmigo y no dudo un momento en aferrarme a su espalda cuando siento que no puedo más.
Ahogo un grito mientras me corro y muerdo su hombro con fuerza, segura de que le dejaré una marca en la piel.
Zaid no se detiene, está cerca. Continúa embistiéndome con un ritmo salvaje. Puedo sentir su pene expandiéndose en mi interior mientras él permanece follándome como una bestia.
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Mía en silencio
RomanceBea Westwood lo puede todo, si tienes un problema que resolver, un escándalo, una controversia o simplemente quieres salvaguardar tu reputación, ella es la mujer indicada. Experta en gestión de crisis, es por mucho la única relacionista pública que...