"En el infierno es donde moran mis más profundos deseos".
Bea entró al laboratorio de su padre y lo vio concentrado en lo que fuera que estuviera realizando. Se acercó y se paró a su lado.
Él no se distrajo, ni siquiera la miró, pero sí sonrió y ella hizo lo mismo al verla. Sin embargo, se detuvo al ver una de las vitrinas. Ahí estaban los dibujos que sus hijos le hicieron, sobre todo los de Raven.
La mayor de ellos fue la más creativa con él, quizás fue Raven, quien vio en su padre al primer amor de su vida. Bea también lo amaba y alguna vez pensó que quería un hombre en su historia que fuera como él; no obstante, fue su mismo padre quien le contó lo que había hecho en el pasado.
Se sintió un poco decepcionada al saber que no tomó en cuenta los deseos de su madre, que cuando Brianna pidió que no la resucitaran, a él no le importó y lo hizo, que borró sus recuerdos. Bea dejó de verlo como el hombre perfecto, aun así lo amaba.
Quizás ella no podía ver las cosas a través de los ojos científicos que sus hermanos, tal vez por eso ni León ni Raven vieron en los actos de su progenitor, la crueldad.
En aquel momento, ella se desencantó un poco de Bastian, lo vio cuál padre ordinario, no como el hombre perfecto que creyó antes. Sin embargo, la vida se encargó de darle a ella el peso de las decisiones con respecto a su relación con Zaid y tal vez por eso comprendió un poco al biólogo.
—¿Qué tanto me miras? —inquirió su padre mientras veía a través del microscopio.
—Pensaba en ti y en mamá —respondió sincera—. En cómo te vi después de que me contaste lo que pasó entre ustedes. Yo... me desencanté un poco de ti.
Bastian dejó lo que estaba haciendo. Se quitó los guantes y miró a su hija con atención, quien por primera vez se sinceraba con ese tema.
—Lo lamento —dijo avergonzada—. Has sido un buen padre.
—No, continua —pidió el biólogo—. ¿Qué es lo que te molesta? No voy a negar que me di cuenta de que te alejaste un poco, pero esperaba que me lo dijeras, me alegra que lo hagas.
—Yo te amo, papá —aseguró y él asintió—. Es solo que, para mí, eras el hombre perfecto, pero de pronto me contaste todo lo que hiciste y... dejé de verte como el ser insuperable que creía. —Él sonrió—. Mamá dice que eres lo mejor de su vida a pesar de todo y yo estoy segura de que así es, pero en ese instante yo no lo veía de esa forma.
—¿Ahora si lo haces? —inquirió su papá.
—Digamos que en este momento entiendo que a veces toca ser el villano —respondió con un puchero—. No sé por qué estoy diciéndote esto, solo quería que lo supieras. Después de tantos años, entendí que no siempre se puede ser el bueno de la historia.
—De todos mis hijos eres quien más se parece a Brianna, no solo en el físico, también en el carácter. —Hizo un gesto de diversión—. Yo amo que seas tan ella. Creo que la razón por la que amo tanto a tu mamá es porque me hace salir de mi caja. Brianna y yo continuamos juntos a pesar de todo debido a que vemos las cosas desde diferente ángulo. Decidimos contarles lo que pasó entre nosotros tal y como sucedió porque no queríamos que alguien les diera una versión distinta, deseábamos que conocieran lo bueno y malo de nosotros. El desencanto que sentiste fue normal, al final, eres como Brianna.
—Ya no te veo así —añadió y él sonrió.
—¿De qué forma me ves ahora? —cuestionó su padre.
—Supongo que te entiendo un poco. Comprendí que a veces se toman decisiones en nombre de otro, porque así debe ser —concordó al tiempo que Bastian se acercó a abrazarla mientras pensaba en lo que pudo pasar a su hija—. Eres mi padre y te amo por encima de todo, aunque no siempre esté de acuerdo contigo. Tampoco lo estoy con mamá a veces, si sirve de algo.
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Mía en silencio
Roman d'amourBea Westwood lo puede todo, si tienes un problema que resolver, un escándalo, una controversia o simplemente quieres salvaguardar tu reputación, ella es la mujer indicada. Experta en gestión de crisis, es por mucho la única relacionista pública que...