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El como niñero es pésimo, su primera y única experiencia cuidando de alguien terminó terriblemente mal y ahora, de la noche a la mañana, se encontraba cuidando de un crio, un crio que acaba de desistir de estar a su lado y como perro regañado le toco dormir "afuera", su mirada seguía posada en la habitación de la chica, sus 6 ojos podían percibir perfectamente la energía maldita del menor.

"Que patético" pensó, "En serio me estoy dejando mandonear por un niño?" trató de acomodarse en la enorme cama, se acurrucó, se puso boca abajo, colocó sus pies en la cabecera y nada, seguía sin poder conciliar el sueño, giró la cabeza para ver su despertador el cual marcaba las 3:15 de la madrugada.

-Al diablo con esto.- musitó en un susurro poniéndose de pie y saliendo de la habitación. -Esta es mi casa, yo la pagué.- decía entre dientes mientras se dirigía al cuarto de la menor.

Abrió la puerta cuidadosamente y se acercó a la cama, observando en ella a los dos infantes, se colocó en el lado del azabache y con cuidado alzó las cobijas, trató de no hacer movimientos bruscos para no despertar al menor, se agradeció mentalmente a si mismo por comprar camas king para ambos cuartos...con delicadeza se acomodó al lado del infante, acurrucándolo en sus brazos. 


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Toda la noche, el ojiverde trataba de apartar al peliblanco, ya que este lo estaba sofocando entre sus brazos, pero sus intentos eran inútiles, el mayor ni se inmutaba, al penetrar por la ventana los primeros rayos de luz, el albino por fin aflojó su agarre, despertando consigo al azabache, quien al darse cuenta de la presencia del mayor, lo tiró de la cama a patadas.

-Se puede saber que rayos haces aquí?!- habló molesto el de cabello negro, provocando que Tsumiki se despertara.

-Que pasa~~.- dijo aun adormilada.

-Que este tipo no conoce de privacidad y límites.- cruzó los brazos mientras miraba el mayor con un notable enojo.

"Me acaba de llamar tipo" sacudió su cabeza para salir del trance. -Es que me sentía solito durmiendo en ese cuarto~~.- dijo simulando un llanto.

-Megumi, no seas grosero con el señor Gojo, el es una buena persona.- habló la castaña mientras se ponía frente al peliblanco, defendiéndolo de la mirada discriminatoria de su hermano menor.

El resto de la mañana transcurrió relativamente normal, Gojo seguía "llorándole" a Megumi, el cual trataba de evitarlo, cosa que era imposible, Tsumiki hizo el desayuno, el azabache tuvo que llamar a Shoko para que le quitara al mayor de encima (así es gente, Satoru le compró un celular a un niño de 7 años), así que la castaña tuvo que venir con refuerzos y en lo que el albino era regañado los dos infantes realizaban su tarea y alistaban sus cosas para ir a la escuela.

-Megumi no te va a hacer mal faltar un día, no vayas por hoy.- propuso el mas alto.

-Hay alguna razón por la que no debería ir?- 

-No es obvio...la escuela es aburrida y desagradable, vamos a pasear por ahí eso es más divertido que escuchar a un viejo hablar por horas.- 

-Pues a mi me gusta ir a la escuela.- decía seriamente.

-Anda vamos, solo por hoy, si?- decía mientras le tomaba del brazo para evitar que entrara, Tsumiki por mientras, ya se había adelantado.

-No quiero.- dijo firmemente.

-Porque no?- 

-Porque no...- seguía forcejeando para soltarse del mayor, si no fuera porque lo vieron bajar del carro con el albino, cualquiera pensaría que es un secuestrador.

Lágrimas rojas     [GoFushi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora