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La situación lo superaba por completo, había perdido la noción del tiempo...pero, ¿por qué nadie venía a buscarlo? ¿Dónde estaba Gojo? y Tsumiki, ¿está bien? muchas preocupaciones, muchas preguntas y ni una respuesta, ni un alivio para su corazón, hace ya varios minutos u horas que había dejado de sentir la energía maldita de los tres hechiceros que habían venido. La estación también empezó a oler mal, la carne en descomposición por culpa de las maldiciones de enfermedad era todo un infierno.

Encerrado en el baño, trataba desesperadamente de encontrar una manera de salir. Sabía que no era lo suficientemente fuerte como para hacerle frente a una maldición de primer grado y mucho menos para una de grado especial. Hasta ahora había conseguido domar los shikigamis de Nue, Orchi la serpiente, los sapos y los conejos, su último ritual para hacerse con el elefante máximo, resultó en un desastre completo, estuvo en cama una semana.

Había leído que un antiguo usuario de las 10 sombras había usado el ritual de purificación para encerrar a su oponente y así mismo, obligándolo a pelear con un Shikigami poderoso, claramente la historia no termina bien, pues ambos murieron, tal vez era muy arriesgado. Había otra manera de salir, era por medio de su sombra, meterse en ella y escabullirse. Claramente, lo de escabullirse era imposible porque aún no lo controlaba y dejaba un rastro de energía maldita. Tampoco podía soportar por mucho tiempo su propio peso, por ende la sombra lo terminaría expulsando en cuestión de minutos.

"Teniendo todo esto en cuenta, creo que...moriré joven" estaba totalmente desanimado, tal vez dejarse morir era la mejor opción, pero ¿Qué pasará con el señor Gojo? está más que consiente sobre el lazo, sabe qué les afecta a los dos, pero ¿Qué pasaría si uno de los dos llegase a morir? Simplemente no quería descubrirlo, tenía que resistir a toda costa.


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-Ya revisé en todos lados!! Y NO APARECE!! - gritaba desesperado, había buscado en todos los refugios cercanos, incluso dentro de los edificios aledaños a la academia del azabache, simplemente nada, no había rastro alguno de él o su energía maldita.

-Está bien, Satoru, cálmate, te aseguro que lo encontraremos.- habló la castaña de lunar, lo que estaba pasando era una completa locura, y claro, en vez de curar a los herido estaba tranquilizando al peliblanco, porque ella sabe muy bien que tiene a la más grande amenaza del mundo en su delante y que está al borde de perder la cabeza y borrar Japón del mapa.

Se quedó paralizada, "Era acaso eso? Geto quiere que Gojo pierda los estribos por Megumi, ¿quiere que él mismo sea quien elimine a los civiles en busca del niño? si ese era su plan, pues le está resultando" pronto sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo. La energía maldita de Satoru había cambiado, era muy agresiva, demasiado abrumadora, estaba claro que estaba llegando a su límite.

-Gojo, ya cálmate!!- gritó Yaga en un intento de hacerlo entrar en razón. -Estando en esas condiciones no lograrás nada.-

-ENTONCES DIME DONDE ESTÁ!!?- no había manera de calmarlo, no podía ver su energía maldita y mucho menos sentirlo por medio del lazo, estaba por perder la cabeza y la poca cordura que le quedaba.

Pronto unos pasos apresurados llegaron al lugar. Ijichi, empapado en su propia sangre, llegó tambaleándose hacia los tres hechiceros de la habitación. Rápidamente, Shoko corrió a socorrerlo, tardó un poco en recobrar el conocimiento, poniéndose de pie inmediatamente.

-Se-señor Gojo, son las cortinas! - mencionó rápidamente, consiguiendo caer nuevamente por el mareo de la pérdida de sangre.

-Las cortinas?- preguntó la castaña mientras lo ayudaba a reincorporarse.

-Desplegué un pequeño grupo de informantes alrededor de todo el sitio. La cortina que plegaron para evitar que las maldiciones siguieran avanzando se combinó con dos cortinas más que no son de nuestra jurisdicción.- habló apresuradamente.

-Dos cortinas más?- preguntó el mayor.

-Sí, una de ellas evita el reconocimiento de energía maldita y la segunda es de una especie rara, parece ser muy antigua y desconozco su uso.-

-Muy antigua? es posible que.- su mirada fue dirigida hacia el albino, que también se encontraba perplejo. -Es posible que sea para causar una interferencia en el lazo.- mencionó segura de sus palabras.

-Entonces solo tengo que destruir la barrera verdad?- rápidamente se puso de pie, rumbo a la salida.

-No seas idiota. Satoru recuerda que esas dos barreras están fusionadas con la otra que colocamos para evitar que las maldiciones sigan avanzando.- mencionó el mayor

-Entonces , ¿Qué se supone que haga!!?- nuevamente su exaltación saltó.

-Vas a tener que adentrarte.- mencionó Shoko.

-Así nunca lo encontraré!-

-Megumi es un chico muy inteligente, de seguro se dio cuenta de que no puede sentirte por medio del lazo, así que lo más probable es que se coloque en un lugar seguro y visible.- alegó la castaña mientras le daba una calada a su cigarrillo.

Con esto, el albino se encaminó en busca del pequeño azabache, llegando rápidamente a la cortina y adentrándose en esta.


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-Bien, escuchen esto.- mencionó dirigiéndose a sus dos perros. -Este es el plan, primero iré escondido en mi sombra, lo más rápido que pueda, espero por lo menos subir dos pisos, después ustedes dos me cubrirán la espalda mientras Nue me saca volando. Si es que logran derribarme, tendré que recurrir al plan B, así que con la primera maldición que me tope, lo encerraré en un ritual de purificación conmigo. El elefante máximo de seguro arrasará con las maldiciones que dejamos atrás y en ese momento tenemos que escapar.- Megumi lo sabía mejor que nadie que esto era un plan tonto y muy arriesgado, pero cada vez más maldiciones se estaban acumulando en la última planta.

Abrió lentamente la puerta dejando que los perros divinos salieran y llamaran la atención de las maldiciones que estaban cerca de las salidas. Rápidamente se sumergió en su sombra saliendo de la planta en unos segundos. Todo parecía ir de acuerdo con el plan inicial, avanzó hasta el tercer nivel de la estación sin problemas hasta que una fuerte explosión desestabilizó su sombra haciendo que esta lo expulsara.

-Pensé que te quedarías ahí todo el día?- el menor logró reincorporarse rápidamente.

-¿Quién eres?- miró detenidamente la ropa de aquel sujeto. No portaba el uniforme de la academia de hechicería "Un brujo". Pensó rápidamente, este suceso no estaba entre sus planes.

-Tranquilo, no voy a lastimarte. - la mirada del sujeto en cuestión no se apartaba, cosa que lo ponía muy nervioso.

Un escalofrío lo recorrió por completo, sabía que este tipo era casi igual de fuerte que Gojo. Encerrarlo en el ritual de purificación del elefante máximo no serviría de mucho, necesita un shikigami más poderoso, ¿pero cuál? no podía pensar con claridad y su miedo le estaba ganando, no podía dejar de temblar.

-NO TE ACERQUES MÁS!- gritó instintivamente al ver cómo el tipo de túnica se movió ligeramente.

-Jajajajaja...qué adorable eres. - soltó un suspiro cargado mientras volvía a posicionar su mirada en el menor. -Satoru es aquella arma capaz de destruir el mundo y tú... tú eres el gatillo. - Rápidamente Megumi se puso en guardia.

Rápidamente cambió la posición de sus manos, pasando de la forma de un elefante a la de un ciervo. Sabía que esto era muy arriesgado, pero era la mejor salida que tenía. Ahora solo le quedaba aguantar y rogar que Satoru lo encuentre rápido.

Lágrimas rojas     [GoFushi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora