5

852 91 0
                                    

Con el paso del tiempo, Megumi entendió el profundo vínculo que poseía con Satoru, los altos mandos tuvieron una charla con el menor y nuevamente el clan Zen'in quería reclamarlo como suyo, los ojos de todos estaban sobre el y el mundo sabía quien era, dicha información fue filtrada entre los clanes y después al resto de hechiceros, "Megumi Fushiguro, un infante de 8 años, cabello negro y ojos verdes, está atado al hechicero de grado especial Satoru Gojo." Todo se vino para abajo.

Comenzó con un atentado en la academia a la que asistía, para su fortuna la policía y la academia de hechicería intervinieron a tiempo, los culpables fueron arrestados, después fue con su casa, Satoru apareció justo a tiempo para evitar cualquier daño a los niños y los civiles que habitaban aquel conjunto departamental que ahora mismo eran escombros y cenizas, después de aquel incidente, el albino decidió que los hermanos Fushiguro vivan en la residencia Gojo, los pobres chicos eran constantemente acosados, tanto que tuvieron que tomar clases en casa.

^^^...-------------------------...^^^

La servidumbre del lugar era por así decirlo muy "clasista" sabian del lazo que poseía el joven de cabello negro con el actual líder del clan, ofrecían su servicio al 100%, estaban ahí 24/7 para acatar las órdenes del menor, por otro lado, no les importaba en lo más mínimo el estado de Tsumiki, sabian que era familiar del azabache, pero no de sangre, cosa que a razón de ellos, no era mas que una cucaracha infiltrada en la cocina, no posee la misma sangre o algun parentesco con el ojiverde, que no sea su apellido, carece de energía maldita y para rematar...es mujer.

Megumi siempre la defendía y la mantenía a su lado para evitar los malos comentarios (claro, mientras podía), claro que Tsumiki no era tonta, ella estaba consiente de todo lo que pasaba a su alrededor, el menor sugirió acusarlos con el albino, pero la castaña sabía que ya muchos problemas habían causado, estaban viviendo en la casa del ojiceleste, les compra todo lo que ellos quieren, les brinda la mejor educación y encima se quieren quejar? Simplemente no, esto para ella ni era más que la cúspide de la ingratitud, en cierto punto Megumi le dió la razón, no podían ir a la casa de alguien, comer de su comida, vestir de sus cosas y luego quejarse.

Por lo menos tres veces a la semana Satoru iba a visitarlos, monitoreaba que todo esté en orden, incluyendo el estado de la barrera que había colocado alrededor de la hacienda, nada entra y nada sale sin que el lo sepa.

Los niños siempre se alegraban cada vez que el albino los visitaba, jugaba con ellos, platicaban, miraban películas y comían los dulces que les traían.

^^^...-------------------------...^^^

Dos años de estar confinados en casa habían pasado, dos años llenos de martirio hacia Tsumiki, dos años en los que un rumor recorrió todo el mundo de la hechicería, "Satoru Gojo había mandado a los niños al extranjero", la masiva cantidad de brujos (hechiceros malignos) que se movilizó afuera de Japón, provocó un desequilibrio en la hechicería, el incremento masivo en la producción de maldiciones, trayendo por otra parte, más trabajo para los hechiceros de la academia.

Pese a que ya no había una amenaza directa hacia ellos como tal, Satoru seguía reacio a mandarlos al mundo exterior, sobre todo a Megumi, pero la insistencia de Tsumiki en salir y su hermano apoyándola, era totalmente injusto para el albino, un dos contra uno, luego de tanto drama, peros, pros y contras, sobornos, presentaciones en carteles del porque era una buena idea y sobre todo condiciones, Gojo reincorporó a los niños en una academia.

Tomar una distancia de por lo menos 2 metros de cualquier desconocido, tanto Megumi como Tsumiki tiene relativamente prohibido ir a casa de sus compañeros (si el no está ahí), reportar siempre la entrada y salida del colegio, en lo que va de la jornada de estudio, por lo menos dos veces mandarle un mensaje claro y detallado de lo que están haciendo en la academia (excusa para que Megumi le escriba), no pueden movilizarse solos por la ciudad, siempre llevarán consigo algun hechicero de turno.

Megumi retomó con más frecuencia sus entrenamientos y Tsumiki ingresó actividades extracurriculares, todo parecía volver a la normalidad, Gojo frecuentaba más a los niños, Tsumiki había mejorado mucho su ánimo y había conseguido unos cuantos amigos (a petición del azabache que estaba a petición de su hermana, quería ir a otra academia), Megumi se había vuelto más fuerte.

^^^...-------------------------...^^^

El albino tenía cada vez más contacto con el azabache, ya se le hizo costumbre ir a recogerlo del colegio, almorzar los dos solos, ir a exorcizar maldiciones, etc.

El solo hecho de que Megumi este en clases le provocaba ansiedad, constantemente revisaba la ubicación del menor, accedía al microfono para saber que estaba haciendo y se moría de rabia y celos cada vez que se escuchaba a alguien más interactuar con el ojiverde, se relajaba un poco cuando esté le mandaba algún mensaje relatando que estaba haciendo.

-Y sigues con eso, déjalo respirar. - menciono una castaña de lunar, que al entrar al despacho del albino, lo encontró viendo por novena vez en lo que va de la mañana, monitoreando la ubicación del menor y escuchándolo a través del micrófono.

-Hombre precavido vale por dos. - menciono sin apartar la vista del celular.

-Por eso le pusiste un micrófono? -

-Si, uno nunca sabe. -

-Ya descansa la vista un poco, vas a quedar lerdo. - Menciono mientras encendía uno de sus cigarrillos.

-Y tu vas a desarrollar cáncer al pulmón y yo no te ando reclamando. - menciono mientras observaba como aquel punto en el mapa se movía a otra aula. -Crees que deba ir a revisar que todo esté bien personalmente? -

-No, dejalos hacer su vida, el ya tiene 11. - con pesadez, por fin logro apagar el dispositivo.

-Para qué querías verme? - pregunto el albino.

-Se reportó un decrecimiento en la población de maldiciones al norte de Tokio, según las declaraciones de todos los activos de la academia, ninguno ha pisado ese lugar. - menciono seriamente la castaña.

-Me estás diciendo que... - su cara ahora era una mueca de seriedad y preocupación.

-Si, Suguru está cerca. - esto disgusto de sobremanera al de lentes, el azabache estaba demasiado cerca para su gusto, demasiado cerca de Megumi ya que su academia estaba justamente por el norte.

-Quiero por lo menos a dos hechiceros vigilando esa zona. - sin más salió del despacho, tenía que arreglar unos asuntos.

Lágrimas rojas     [GoFushi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora