Solo indicó que venía de muy lejos

145 24 367
                                    

Dejé escapar su brazo, y ella salió corriendo literalmente alejándose de mí. Decidí sumergirme en la ducha; el agua fría golpeaba mi espalda, y una corriente eléctrica parecía persistir en cada rincón de mi cuerpo. A pesar de ello, al salir del baño, me obligué a desechar todos los pensamientos que pasaban por mi cabeza antes de que no la dejara irse.

Solo pasaron unos minutos cuando estamos caminando en los pasillos del aeropuerto.

—¿Cómo es posible que hayan pasado ocho días tan rápido? —dijo con tristeza.

—Fue increíble tenerte aquí.

—Y a mí me encantó verte tan bien, con ganas de comenzar de nuevo.

—Hasta pronto, mi pequeña Maggie. Gracias por salvarme otra vez. 

—Te amo —susurró, y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Arrebaté la maleta de su mano y la atraje hacia mí, deslizando mis manos por su espalda. Quería que su cuerpo se quedara grabado en mi pecho; no quería que se fuera. Sin embargo, los altavoces anunciaron la última llamada.

Nos separamos a unos centímetros, nuestras frentes se rozaron, mientras nuestros rostros estaban extraordinariamente cerca. Solo pude susurrarle:

—También te amo.

—A tu pregunta, Jona, no experimenté lo mismo que tú, porque el sentimiento para mí no es nuevo.

No me dio oportunidad de responder; simplemente dio media vuelta y se alejó sin decir una palabra. Permanecí en el aeropuerto hasta que el avión despegó, deseando intensamente que se quedara, aunque sabía que no era posible.

                                                                                  ********

Braulio alisto un comunicado de presa para anunciar mi regreso lo cual levanto una demanda de trabajo impresionante por lo cual estoy muy agradecido, con esto también llegaron miles de hojas de vida para ambos puestos acá en Perú.

Maggie seleccionó rápidamente a dos mujeres excepcionales: Pilar, nuestra abogada, una mujer exitosa con profundos conocimientos en derecho y madre de dos niños; y Adria, mi nueva secretaria, una joven y hermosa estudiante de derecho que me recordaba a Maggie por su constante disposición y atención.

Los tres conformamos un equipo asombroso. Con una cartera de clientes moderada que Pilar la manejaba a la perfección, mientras yo brindaba asesoramiento y dirigía el bufete principal con Maggie y con Casandra el de España.

Adquirir una propiedad bastante grande y hermosa acá en Perú donde pusimos el bufete tenía una linda entrada de piedras que nos hacían camino hasta la gran pared de vidrio con unas grandes letras que anunciaban Bufete Fuentes, al entrar dejaba impresionado su perfecto piso de cerámica negra tan reluciente que podíamos vernos en ella. A la izquierda, se encontraba el cubículo de Adria, y más adelante, varias puertas, una ocupada por mí y otra por Pilar. Contábamos con una espaciosa sala de espera amueblada con elegancia, aunque un tanto fría, lo que añadía un toque de distinción.

Por mi parte, regresé a los sacos, corbatas y a las reuniones de negocios, incluso algunas entrevistas. Todo marchaba maravillosamente bien, excepto por las ocasiones en las que visitas inesperadas llegaban después de que la prensa anunciaba mi ubicación actual.

—Adria, respondí al teléfono.

—Señor, una mujer aquí insiste en verlo. Ya le expliqué que sin cita previa no puedo dejarla pasar, sin embargo, se sentó nuevamente en el sofá frente a mí sin querer retirarse.

Claris Olsen y los Fantasmas del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora