Tras haber peleado por más de una hora, Shadow estaba comenzando a cansarse. Él era alguien duro y difícil de vencer fácilmente, pero la velocidad y el poder incrementado de EggMan con respecto a sus ataques eléctricos, hacían a esa batalla una excepción en su experiencia.
Aún cuando se mantenía más que ocupado que nunca en todo ese tiempo de pura destrucción, su mirada siempre se dirigía a ese erizo cobalto, del cual su color azul estaba mucho más opaco que antes; eso lo hacía ver cansado y débil mientras saltaba y corría de lado a lado.
Se preocupaba al verlo así, al verlo recibir varios ataques y caer al suelo adolorido. Eso era nuevo, el verlo tan lento.
Más fue su preocupación al verlo caer nuevamente al suelo, pero está vez, no se levantó a tiempo, pues una onda eléctrica a su alrededor comenzaba a cerrarse rápidamente con él en medio, no era seguro que resistiría mucho.
Sin siquiera pensarlo 2 veces, Shadow corrió y saltó lo más rápido que pudo, sin esquivar algunos ataques en el camino. No le importaba recibir daño, hasta que finalmente llegó a tiempo. Envolvió al menor con sus brazos y lo cubrió lo más que pudo con todo su cuerpo para ser él quien reciba todo el daño.
Lo protegería de absolutamente todo, aún si eso significa ser el que salga herido.
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El cobalto sintió culpa, demasiada culpa, pues aún estando tirados en el suelo tras haber sido golpeados por la onda eléctrica, Shadow seguía abrazándolo, sin importarle su propio estado o lo caliente que estaba su cuerpo por las quemaduras.
—¡Shadow! Shadow... ¡Oye! —le gritó y lo sacudió por los hombros al ver que todavía no abrió sus ojos—. No... ¡Despierta!.
Tenía miedo por lo caliente que estaba el cuerpo del mayor, quien no abría los ojos pero estaba conciente.
Se sentía como una mierda, un maldito estorbo que no es nada sin siquiera la mitad de su poder. ¿Tanta fue su inutilidad? Tanta fue como para que el azabache haga eso sabiendo que podría morir si no contaba con la suerte suficiente. Pero la muerte era algo muy bajo para alguien como él.
—Ngh-... —sus ojos se presionaron con fuerza antes de abrirse débilmente—. Carajo-... —aún con sus quemaduras, trató de recuperarse, si se moría ¿Quién protegerá al azulado?.
Shadow se sentó adolorido y con el menor diciéndole cosas al borde del llanto, palabras que no pudo entender debido a un pitido que nublaba su audición. Sin embargo, sus reflejos actúan por si solos, y justo antes de que un ataque eléctrico los eliminara, empujó al cobalto y ambos cayeron a metros del otro.
—Agh... —frotó su cabeza con una mano antes de abrir sus ojos—. ¿Tails? ¿Qué haces aquí? ¡Debías irte!. —le susurró a su mejor amigo en cierto tono de regaño.
En el transcurso de la batalla, el pequeño zorro voló hasta la casa de Sonic, de la que recogió la última esmeralda caos, la esmeralda blanca.
—¡Lo sé!... ¡Tu cuerpo necesita energía! —sacó la esmeralda y la puso en las manos de Sonic.
