Capitulo 3

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Alisson

No, no, no.

Esto se me había ido de las mano, nada de esto habría pasado si no hubiera perseguido a esos Jeeps y el Porsche blanco. Estaba derrotada.

Estaba enmedio de la carrera rodeada de todos los Jeeps negros y los hombres por quienes los conformaban. Un corralón.

Me habían interceptado haciéndome chocar contra el y raspándome toda la mitad del cuerpo. Dolía y mucho, pero no podía demostrarlo. Si habían ganado, pero no me dejaría vencer.

Tomando mi brazo lleno de raspones y por lo que creo se había dislocado me levanté del piso sacándome el casco como pude por el dolor y dándole la cara al tipo que venía hacia mí.

El conductor del Porsche blanco.

—Hola princesa.

—Yo no soy ninguna princesa.— ataque a la defensiva.

—Para mi ahora lo eres. ¿Te divertiste persiguiéndome a mí y a mis hombres?

Maldición...

—A decir verdad, si.— hice una mueca de dolor que salió de la nada.

Se acercó más el tipo hacia mí y con cada paso que daba yo retrocedía dos. No sabía que quería de mí, o si me haría algo.

—No te alejes, además no tienes escapatoria.

Y tenía razón, sus hombres nos rodeaban en un círculo sin salida, no había salida...

Viendo mi situación solo tenía una opción, correr hacia los hombres y en un movimiento rápido tratar de distraerlos. Eso hice mpecé a correr.

Corrí directo hacia la barrera de hombres, sintiendo como mi pierna sangraba por los raspones profundos de la caída. Eso no me iba a detenerme ahora.

Al tenerlos justo enfrente hice un intento de movida rápida pero a ellos ni se les inmutó un poco, con rabia por mi plan fallido me aventé hacia uno de ellos.

El tipo con su fuerza me tomó en sus brazos para después girarme y ver a su jefe acercándose a mí.

—Eres traviesa princesa — dio una risita de labios cerrados para después acercarse a mí y poner su mano en mi hombro— Sueñas conmigo.

Sentí como en mi brazo una aguja me atravesada y soltaba su líquido dentro de mi. Oh no.

—Hijo de puta...

Me sentí mareada y con ojos fueron cerrándose poco a poco.

Ray

La hermosa mujer que se había burlado de mí en mis narices estaba en el frío suelo de la carretera aún con el casco puesto. Por lo que creo se desmayó por unos instante pues al cerrarle los caminos de escape no hubo movimiento alguno de su cuerpo.

Con paso seguro avance hacia ella comiéndola con la mirada hasta que vi como se levantaba con prisa y hacía notar las raspaduras en su cuerpo.

El golpe le habia mucho daño pero no fue idea día, si no de Daniel que me lo propuso el mismo, ya que estaba varios kilómetros adelante de nosotros y frenarla en la curva era la forma más fácil de que no escapara.

Al sacarse el casco no pude evitar mirar sus profundos ojos. Un destello.

Un destello que no logré ignorar. Una laguna se presento ante mis ojos y el vivido momento de unos ojos muy parecidos a esos, me hizo enchinar los bellos de la piel.

Eso fue muy extraño.

En cuanto se desmayó por completo, me acerqué a su cuerpo que se recargaba por completo en uno de mis hombres y la tomé en mis brazos sintiendo el ligero peso de su cuerpo.

En garras de la mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora