Capitulo 7

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Ray

La princesa trató de escapar.

¿Cómo?

No lo sé, yo mismo me lo he preguntado más de las veces necesarias.

Cámaras, guardias y sus guardaespaldas no la vieron nisiquiera salir de su habitación.

Mágicamente apareció en el jardín.

Yo mismo me asegure de buscar alguna puerta o algo, pero nada. Era muy inteligente esa mujer, muy inteligente de verdad.

Después de darles un sermón a sus guardaespaldas de si volví a pasar esto nuevamente yo mismo me encargaria de cortarles los huevos y los mataría.

Espere un rato en mi oficina hasta que la puerta se abrió sin antes tocar.

—Que no sabes o tocar o q...?— oh no.

Mamá.

—Hola lobito.— saludo mi madre con una sonrisa de labios cerrados.

—Hola mamá...— murmuró.

Mamá no era muy de tener este tipo de encuentros inesperados, y cuando los hacía era para ponerme una lección o regañarme seriamente. Esa mujer me daba miedo pero sabía que todo lo hacía por mi bien.

—Lobito quiero hablar contigo.

Oh no... dios sálvame...

—Si vienes a decirme que piense en las hijas del australiano no tomaré en cuenta tu opinión ya que son la manera más fácil de atraparlo y...—me corto.

—Calla. Tus problemas de mafiosos no son mi prioridad ahora.

Se acercó al escritorio y se sentó en una de las sillas enfrente de mi.

<<Quiero saber tus intenciones con la chica.

—Madre... no te...— otra vez me corto.

—¿Incumbe?— levantó una ceja analizándome.

—Si.— finalice.

Ella entrecerró los ojos un momento para después hablar.

—Pues mira mi niño, me incumbe el simple hecho que tienes a una chica en contra de su voluntad,  con simples palabras secuestrada.

—No esta secuestrada...

—Si lo está, si trato de escapar y la regresaste a este lugar es secuestro.

—Mamá...— me corto por milésima vez.

—Quiero que la liberes.— finalizó.

—NO.— hablé con el ceño fruncido.

Eso era solamente algo inlogico...

—Hijo, no puedes tener algo que quiere volar y lo pide a gritos.

—Madre, pero si se va...— gruñó al solo recordar que vivía de cogerse a hombres— no estará en mi control.

—Tal vez, pero si de verdad la amas, y quieres que esté en tú vida.— hablo seria y mirándome fijamente a los ojos— Conquístala de la mejor manera, no secuestrandola y teniéndola en cautiverio como un ave en peligro de extinción.

—Mamá... no la quiero....

—Liberará o yo misma me encargaré de eso.— finalizó.

Se levantó para después salir por las puertas de mi oficina con paso marcado.

En algo mamá tenía razón...

¿Que la amas..?

Ehh... muy seguramente, pero el hecho de que ella está en contra de su voluntad.

En garras de la mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora