Capitulo 14

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Allison

Luego de lo que pasó ayer en el jet no quiero saber que me espera.

Ya habíamos llegado a España luego de 20 horas dde vuelo. Habíamos llegado temprano por la mañana pero nadie nos despertó hasta después de las 9:30 am.

Toda la noche me había quedado el regazo de Ray escuchando sus palpitaciones, él en cambio no parecía afectado cuando me levanté preocupada de su regazo si sus piernas todavía circulaban sangre.

Que pena.

Luego de alistarnos para irnos del jet salimos juntos de este.

El con su camiseta blanca arremangada y su pantalón negro junto con unos zapatos del mismo color, y no hablemos del saco que llevaba colgando de su hombro izquierdo. Que le quedaba increíble.

A mí por en cambio, se me sobresalían los pechos por el escote negro que llevaba puesto, unos jeans ajustados del mismo color y mis botas del día de ayer. La nana se había molestado en mandarme varios abrigos así que elegí uno blanco muy parecido al anterior. Hoy solo me puse poco maquillaje y me había alisado el cabello, todo estaba bien. Y no crean que no olvide mis lentes, esos serán legendarios.

Salíamos del jet como una pareja real, pero ni cercas estábamos de eso.

—¿A donde vamos?— pregunté llegando al final de las escaleras.

—Vamos a mi departamento.

—¿Podría salir en la tarde?— pregunte tratando de no darle tanta importancia a mi pregunta, por lo mismo que pasó el día de ayer.

—Allison, mi madre...

—Lo sé, lo recuerdo. Pero conozco este lugar.

—Eso no me segura que no llegara secuestrarte.

—Capaz, pero sabré por dónde uir si se da la ocasión, si quieres puedes venir conmigo.

—Eso me reconforta un poco, pero no estoy seguro princesa. Y gracias por la invitación, pero tengo una junta importante por la tarde.

—¿Trabajo?

—Si.

Entramos al Jeep y ya sentados me gire hacia él quien me escaneaba con la miraba.

—¿Si?— realice la pregunta y pestañe mis pestañas en su dirección, haciendo una leve mueca de cachorrito.

—Princesa...— desvió la mirada de mi, ya sé que no se resiste a mis pucheros.

—Plis...— tome su mano que estaba colocada sobre su pierna y la enredé con mis dedos.

—Bueno...— habló a lo bajo pero lo escuché muy claro.

—Gracias.

Me gire al frente para pensar en cuantas cosas are por la tarde. Visitaré bares e iré a buscar a una de mis conquistas aquí en a España, y capaz esa conquista, sea el padre de mi hijo, o hija.

Muchas cosas se, pero una no. No sé cuánto tiene mi hijo.

Fui una leyenda en España el mes y medio que estuve... recordada como la RockStar.

En garras de la mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora