Capitulo 8

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Allison

No sé cómo y ni por qué, pero soy libre, vivo y siento el aire fresco al conducir en mi moto. Adoro esto, es mi tranquilidad y mi forma de felicidad.

Ray se molestó en mejorar mi moto, llantas nuevas, retrovisores nuevos y renovar la pintura, al igual que muchas de mis cosas. Todo seguía mi igual, pero nuevo. Eso me emocionaba bastante.

Pero, fue un gran detalle que me dejara ir.

Y también un gran detalle que me regala un hermoso collar con alas. Es simplemente hermoso.

Sabía perfectamente que esto iba con doble intención, muy seguramente esta cosa tenía un chip o algo. Pero como fuera me encanta era hermoso y no pensaba en quitármelo.

Ahora, no tenía mucho en plan.

Solo sabía que me quedaré dos semanas más en Rusia y después lo más pronto a Francia, pensaba quedarme en ese lugar almenos un mes para descansar de todo el viaje que realizaré.

Pero... tenía que estar en Rusia por lo mientras, no confío en mí para ir en carretera en una velocidad tan alta y con un brazo solo útil.

Al entrar a la ciudad me detuve para  buscar algún hotel.

Revise mi teléfono y vi que tenía millones de mensajes del tipo con quien me iba a hospedar gratis hace dos días. Rápido le marqué.

—¿Bueno?

—¡Aly! ¿Qué te pasó?, llevo buscándote dos días enteros.— hablo con preocupación.

—Si una disculpa, aparentemente un idiota me secuestro.

—¿QUÉ?— gritó por el teléfono haciendo que me lo alejara de la oreja un poco.

—Si, tranquilo pero ya todo bien.— trate de tranquilizarlo.

—Donde te veo para que vengas.

—Sobre eso...— murmure.

—¿Qué?— por su voz se enfado.

—El tipo me lastimó el brazo y ahora utilizo un estabilizador.

—Aly... teníamos un trato.

—¡Lo sé! Pero nadie me dijo que no tendría un brazo por dos semanas.

—Bueno da igual, puedes quitártelo mientras lo hacemos.

—Está bien..— murmure.

—Te veo enfrente del Azimut Hotel, en 30 minutos.

—Hecho. —colgué.

Bueno... que puedo decir.

Tiene sus necesidades y ya me pago.

A decir verdad yo también tengo un poco de ganas, ese tipo lo hacía increíble. Nos conocimos por coincidencia en las Bahamas y terminamos enrollandonos más de las veces que creí posibles. Era muy bueno con las manos y eso me derretía.

Encendí la moto y me dirigí a la ubicación.

Al llegar me estacioné a solo cinco metros de la entrada y esperé, aún faltaban 5 minutos para que llegara.

Me tomé un tiempo para explorar mi telefono, que era "nuevo" último modelo, revisé algunas aplicaciones al igual que mis cuentas, todo igual.

Al entrar a Tinder y WhatsApp tenía muchas notificaciones de hombres y mujeres, todas en busca de mí y saber cómo me encontraba.

Respondí algunas y dejé de lado el celular observando los edificios, como siempre hermosos. Me senté en la moto de manera cómoda.

No tardo en llegar un UAZ Hunter negro en la entrada del gran hotel, era el. El tipo de los Bahamas, Jason.

En garras de la mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora