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Llegaron al bar con varios minutos de atraso, que no era mucho, pero a ambos le gustaba la puntualidad. Apenas pusieron un pie dentro del lugar los dos se apresuraron a conseguir algún lugar en el cual permanecer para ver todo el espectáculo. No disfrutaron las canciones de Baglietto desde el inicio ya que habían llegado cuando él ya estaba en el escenario cantando.

—Es mejor en persona, ¿no? —Mencionó Hugo sonriendo. Verónica asintió esbozando la misma sonrisa.

No podía quejare, Baglietto era talentoso al igual que todo su equipo. Además la chica no tenía mucho que decir, pues estaba viendo al artista totalmente gratis.

Verónica y Hugo compartían un vaso de cerveza mientras observaban hacia el escenario.

Alguien allí arriba fue el centro de atención para la perspectiva de Verónica quien observaba con suma atención y sentada en un taburete. La presencia de una silueta familiar la hizo sonreír casi al instante. El chico estaba de espaldas pero su cabello era el distintivo suyo, según los pensamientos de Oliveri. El apodado Fito movía su cuerpo con timidez y alegría al mismo tiempo. Se lo veía disfrutando y feliz.

—Imaginate si nosotros hubiésemos sido parte de la banda de Baglietto —Mencionó Hugo cerca de la oreja de la Verónica—. La romperiamos mal.

Verónica lo dejó fantasear, sabía que dos personas como ellos dos no encajarían del todo bien en el grupo del artista. Pensó en los choques de ideas y gustos que tendrían con él, y que todo terminaría en una evidente expulsión.

—Pero bueno, supongo que él no conoce el talento verdadero, ¿no? —Terminó el vaso de cerveza y pidió otro—. Ese anteojudo de rulos iba a mi colegio, siempre estaba metiendole al cigarro en la salida y nadie le decía nada. Miralo ahora al boludo de Fito Paez jugando a la bandita de rock con Baglietto. Mucha suerte es la que tienen algunos y otros estamos aquí despediciados.

A Verónica se le heló la sangre, fue como si Hugo le leyera la mente o como si se hubiese dado cuenta de que estaba prestandole bastante atención a Fito.

Mientras su amigo hablaba sobre Fito, ella más miraba al nombrado. Quería pensar que no era él de quien hablaba, pero cuando lo nombró hasta con apellido, se derrumbó su esperanza. Paez le había caído bien, era problema de Hugo si a él no.

—¿Te cae mal? —Preguntó ella quitando la mirada del ruludo y dirigiendola a su acompañante.

—¿No es obvio? —Hizo una cara de disgusto—. Nunca me cayó bien, desde que está metiendose con bandas dejé de hablar con él. No eramos los mejores amigos del mundo pero hablábamos de vez en cuando, ya corté todo con él.

Era descifrable de su envidia hacia el chico ya que Hugo nunca dio una buena razón para justificar su odio hacia su ex amigo.

—A mi me cae bien —Reveló sin mirarlo.

—¿Lo conoces? —Hizo cara de sorprendido.

—Si, fui al local de su papá y me atendió él. Fue muy amable, su papá también me atendió bien.

Hugo chasqueó la lengua fastidiado.

—Hacete cargo vos si queres ser amiga de él o no —Contestó interrumpiendo la próxima frase de Verónica—. No intentes meterlo en nuestra amistad porque a eso ya no lo voy a bancar.

Verónica lo miró con el ceño fruncido.

—No dije que quiera conocerlo, Hugo —Intervino—. Solo te dije que era buena onda. Calmate un toque, ¿queres?

Hugo se hizo el desentendido y no le dirigió la mirada ni la palabra. Él comenzó a beber la cerveza solo y se limitó a quedarse en silencio durante toda la aparición de Baglietto en el escenario.

Dreaming Rosario | Fito Paez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora