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El proyecto por fin fue "completado" en esos siete días que la discográfica les había negociado. La última oportunidad no la desaprovechó ninguno y dieron lo mejor que tenían.

Pronto el sencillo salió a la luz y tuvo un buen recibimiento a su debido tiempo. Con el paso de los días comenzó a sonar en la radio y lentamente a venderse en distintos locales.

DÍAS ANTES

—Hace falta cambiar la letra si queres que el ritmo quede bien cuando cantes, Tomás —Explicaba Verónica pausando la canción que habían compuesto.

Tomás suspiró estresado, dio play otra vez al reproductor de música y en su cabeza cantaba la letra. Era cierto que la letra no quedaba bien de ninguna manera.

—¿Vos vas a cambiar la letra? —Preguntó Tomás serio.

—Si me dejan, si.

—Voy a buscar a los chicos, no escribas boludeces, Verónica —Se colocó una gorra y abrió la puerta de su casa—. Vuelvo en diez.

La sonrisa de Verónica se había hecho inmensa. Al instante agarró una birome y comenzó a reescribir la letra, en el camino cambiaba palabras, quitaba y agregaba versos, todo eso mientras esperaba a sus compañeros.

Pero qué estaban haciendo sus amigos fuera de casa.

Florencia junto a Jorge tenían la tarea de buscar músicos puesto que Tomás y Verónica concordaban en la idea de que faltaban instrumentos en la canción. La única idea que tuvieron fue la de ir a la plaza a buscar personas que supieran tocar los determinados instrumentos.

Los diez minutos que mencionó Tomás se multiplicaron por seis. Todos regresaron en un auto desconocido para Verónica, de allí bajaron sus compañeros y otros dos a los que no les vio el rostro.

La puerta se abrió y Florencia entró primero.

—Teclado y saxo —Mencionó Florencia con una sonrisa—. Francisco y Román.

Román.

El olvidado Román entró por la puerta con un semblante serio. Su rostro cambió de expresión al instante de ver a Verónica. Al parecer el destino había hecho un reencuentro inesperado y poco deseado.

Ninguno dijo nada, sus rostros hablaban por si solos.

—Un gusto, me llamo Verónica —Saludó a Francisco con una sonrisa. A Román con un poco más de distancia y tratando de disimular qué lo conocía.

—¿Vos sos la bajista, no? Verónica —Habló Román con una sonrisa.

Verónica se quedó muda y estática.

—Si, soy yo.

Román asintió.

Todos actuaron con normalidad y ninguno sospechó nada. Lo único que los delataba eran las miradas que se dedicaban, llenas de sorpresa y molestia, por parte de la bajista.

Sin embargo, trató de dejar todo atrás.

Dos miembros se integraron rápido al grupo, Román el tecladista y Francisco siendo saxofonista. El último siendo un instrumento nuevo para todos menos para el dueño, tuvieron que acostumbrarse a su sonido rápidamente a pedido de Verónica, quien propuso tener un saxo en el grupo.

Así finalizaron "Dos Horas" luego de días, no solo cambió la letra, sino también el nombre de la canción y pasó a llamarse "Mil Horas" de Americanistas. La poca imaginación que tenían quedó plasmada en la letra de la canción por lo que no quedó nada para cambiar el nombre de la banda. Quedó así a pesar del continuo descontento por el nombre.

Dreaming Rosario | Fito Paez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora