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Verónica dejó caer cuidadosamente su estuche por un lado y su mochila por el otro. Extendió sus brazos y rápidamente se dejó llevar en un mágico abrazo. Envolvió a Fito con sus extremidades sin intención de soltarlo, a los segundos ella sintió los brazos de su amigo que la rodearon de la misma manera.

La distancia había pasado factura y los dos jóvenes se extrañaban mucho, quizá más de lo que decían realmente.

La emoción con respecto al reencuentro se reflejaba en los ojos de ambos jóvenes mientras no dejaban romper aquel cálido abrazo.

—No puedo creer que ya estés aquí, Firl. Siento que pasaron años desde que te fuiste —Habló ella en el hombro de Paez. Feliz de tenerlo allí.

—Te extrañé tanto —Contestó sonriente y separándose de ella con delicadeza y lentitud sin perder contacto con ella—. ¿Cómo estuviste, Vero?

—Bien, mayormente bien —Sonrió y lo abrazó nuevamente. Cuando él correspondió, ella lo soltó a los pocos segundos siguientes—. ¿Cómo te trató Buenos Aires?

—Todo fue muy loco —Rió ligeramente—. Buenos Aires es increíble, allá no es lo mismo que aquí. Vivo muy diferente, pero no puedo evitar extrañar a mi familia.

—Claro, entiendo —Asintió nostálgica.

—Y a vos también, muchísimo.

Un calor invadió las mejillas de Verónica, ella sonrió encantada. Verlo nuevamente en Rosario era una imagen que jamás podría borrar de su mente. Admitia para sí misma estar preocupada en algunas ocasiones por la seguridad de Fito, la situación en Buenos Aires no era la misma que en Rosario y se daba cuenta de eso gracias a los diarios y por los noticieros de la tele.

Los dos decidieron charlar más hasta que tomaron la iniciativa de caminar juntos hasta llegar a sus viviendas. Durante el trayecto a casa la conversación se volvía cada vez más interesante.

—Pude verte después de la mitad del concierto, cuando subió la corista por segunda vez, creo —Recordó e hizo una expresión triste pero la cambió por una sonrisa dirigida a su amigo—. Vos estuviste increíble.

En el rostro de Fito también se notó una extraña expresión, no sabía cómo reaccionar ante eso así que ella decidió ignorarlo. Casualmente aquella "mueca" había surgido cuando mencionó la palabra con la que Verónica describía a Fabiana Cantilo.

No pudo evitar sentir una extraña sensación en el estómago al darse cuenta de aquello.

—Gracias, Vero —Sonrió y asintió ligeramente. Carraspeó intentando olvidar el tema anterior—. Todavía no puedo creer que hayan sido ustedes quienes telonearan a Charly. No me lo esperaba.

—Ah, si —Rió nerviosa—. Nosotros tampoco realmente.

—¿Por qué no me dijiste? —Preguntó con seriedad en la mirada, Verónica sabía exactamente a lo que se refería.

—Y no sé, Fito —Relamio sus labios—. Fue muy repentino, no llevábamos mucho de sacar nuestro primer sencillo y ya estábamos subidos en un escenario "inmenso" para nosotros.

Notó una molestia en Fito, no sabía por qué le causaba tanto malestar que no ella no haya dado muchos detalles de su vida cuando él tampoco lo hacía.
Intentaba mantenerse serena ante las miradas de su amigo que le lograron molestar.

—Entraste a la universidad y después entraste a una banda —Verónica frunció el ceño y decidió mantenerse callada. Fito notó eso y acotó—. Pensé que querrías decirme que tenías una banda.

—No es mía. Es de mi amigo.

Fito rodó los ojos disgustado.

—Bueno, tuya o no, sigue siendo un grupo.

Dreaming Rosario | Fito Paez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora