El tiempo pasó y para Verónica, cada minuto junto a Fito Paez quedaban guardados en su memoria. Pronto pasaron de ser solo amigos, semejante a conocidos, a ser mejores amigos. Un paso grande según Verónica.
El destino le había quitado tres amistades que aún seguía extrañando. Daniel, Román y Hugo. Siendo el último con el que Verónica más se había encariñado, pero por culpa de sus celos y sentimientos, se rindió a seguir siendo amigo de Verónica.
Hugo nunca la volvió a buscar, sin embargo, cruzaba a la chica en la calle pero se desviaba de su camino. Mientras que Verónica, ella respetaba la decisión tomada por el chico y no volvió a buscarlo, intentó una vez, pero él le cerró la puerta de su casa en la cara.
Otra obra del destino fue regalarle una amistad especial, inigualable a las que tenía antes. Fito Paez parecía haber sido una buena obra del destino, un cambio en la vida de Verónica. Nunca había apreciado tanto a alguien como a él. Parecían estar hechos el uno para el otro, sus gustos encajaban, podían hablar de cualquier cosa y entretenerse, jamás se aburrían estando los dos juntos. Por algo se hicieron mejores amigos.
—Me voy a Buenos Aires con el grupo, Vero —Habló Fito en la oscuridad.
Verónica, al borde de cerrar los ojos rendida ante el sueño, abrió instantáneamente los párpados y se quedó en silencio, sorprendida de golpe.
Aquellas palabras le habían quitado todo el cansancio. Bostezando, prendió la luz. Miró hacia un costado, Fito estaba acostado en un colchón en el piso y mirándola. Él esperaba nervioso su reacción.
—¿Qué? —Murmuró sentándose en la cama de Fito—. Decime que es verdad, Fito. No jodas con eso.
La sonrisa inmensa de Fito era verdadera, no habia ninguna mentira entre los dos.
Él se enderezó y asintió con la cabeza.—Es un montón, boludo —Se levantó de la cama y se abalanzó sobre Fito—. ¿Por qué me decís recién?
El chico correspondió al cálido y fuerte abrazo de su amiga. Ella lo envolvió con sus brazos mientras chillaba emocionada por aquella buena noticia.
Permanecieron abrazados por varios segundos más, hasta que Verónica se volvió a sentar en la cama de su amigo.—No sabía cómo decirte, no quería que te enojaras —Contestó Fito mirándola hacia arriba.
—¿Por qué me iba a enojar? —Negó varias veces con la cabeza hasta que una sonrisa invadió otra vez su rostro—. Ay, Fito. ¡No puedo creerlo! ¿Ya caíste vos?
—No, todavía no —Negó con la cabeza.
—Es la mejor noticia que recibí en el año —Mencionó con ánimos—. ¿Qué dijeron aquí en tu casa?
La sonrisa de Paez se desvaneció lentamente, Verónica sintió lástima por él, ya se veía venir la respuesta que le daría.
—Sos la primera que lo sabe —Explicó—. Mañana pienso hablar con mi viejo, igual hoy me dieron la noticia así que no pasó mucho tampoco.
—Si, está bien —Asintió—. Seguro que si te van a dar permiso, Fito. Quedate tranquilo.
Paez asintió.
—Me hiciste pasar el sueño —Rió volviéndose a acurrucar en la cama—. Mañana te invito a desayunar lo que vos quieras.
—Si es que nos despertamos —Sonrió burlón—. Gracias por acompañarme hoy.
Verónica había asistido a una presentación de las nuevas canciones de Bagglieto y su grupo, fue especial para Fito ver a su amiga allí.
—No es nada, Fito —Contestó extendiendo su brazo y revoleandole los rulos—. Estoy muy feliz por vos, posta.
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Dreaming Rosario | Fito Paez
FanfictionNacieron momentos indescriptible en la bella ciudad de Rosario, momentos que nunca querría sacar de su memoria. Lugares como aquel bar imborrable de su cabeza eran dueños de recuerdos dignos de guardar en su corazón. Seguramente habían decenas de s...