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Desde la perspectiva del creciente artista Fito Paez, sentía que su relación con Verónica había cambiado como había supuesto antes de lanzarse al éxito en el grupo de Charly García. La distancia les había jugado un poco en contra y no sabía muy bien el por qué le importaba tanto la opinión de su amiga.

Como él afirmaba, eran amigos. ¿Pero por qué tanta preocupación con la relación? Verónica se había convertido en un pilar importante en su vida, tanto que si llegaba a perderla de ella buscaría miles de alternativas para recuperarla.

¿Eran amigos o también existían sentimientos invisibles de por medio? No quería ni pensarlo, al hacerlo todos su pensamientos se mezclaban sin darle una respuesta clara.

Verónica era atractiva y talentosa, dos palabras fundamentales con las que Paez siempre la describiría. Fue ella quien estuvo apoyándolo con todo el lío este donde estaba profundizando y muchísimo más. En tan poco tiempo consiguió entrar en el corazón y en la mente de Fito por completo.

A pesar de todo, él intentó no darle más vueltas al asunto y quedar simplemente como que eran amigos, los mejores amigos que sus familias creían que eran. Hasta ellos dudaban del rumbo de aquella relación.

—Abandona definitivamente el nido entonces —Ironizaba la castaña mientras disfrutaba de la intensa taza de café.

—No se si definitivamente, pero bueno...

—¿Cuánto lleva existiendo el noticion? —Cantilo, como si antes no estuviera desconfiada con el talento del chico Paez, hablaba con su compañero respecto a la propuesta que le habían hecho.

—Unos pocos días nada más, se cumplen cuatro en media hora —Contestó observando el reloj atentamente. Luego de llevar la taza de té a su boca volvió a mirar a la mujer. Los dos compartían de un desayuno en el centro a pedido de la cantante.

—Me imagino que en dos horas ya viaja a Buenos Aires a firmar —Fito se quedó mudo obviando su respuesta. Fabiana, sorprendida, abrió los ojos juzgando al chico—. ¿Usted es idiota, Paez? ¡Es la mejor opción! ¿Qué espera?

Cantilo tenía razón.

¿Qué esperaba?

Esperaba poder llenarse de valor y marcar aquel número telefónico que se había memorizado antes de viajar a Buenos Aires.

Quería poder escuchar la voz de Verónica y finalmente decirle lo que pensaba desde hace tres días, casi cuatro. Ya iban a cumplir cuatro días incomunicados y sin verse.

—No me diga que no se quiere ir de aquí, porque ya lo hizo y mucho más —Acotó la mujer esperando una respuesta concreta.

Fito negó con la cabeza.

—No es eso —Relamió sus labios y observó su taza vacía—. Esperaba que alguien me acompañara en todo esto, como siempre lo hicieron desde acá. Pero tengo miedo de confundirme y que sea una mala decisión para ella.

El pronombre femenino fue la gota que rebalsó el vaso. Fabiana ya tenía bien en claro de quien se trataba, Paez no era muy disimulado en ese sentido.

El cariño de Fito hacia Verónica era visible hasta para Fabiana, que no tenía ni un poco de ganas de querer verla otra vez.

—Pero yo voy a estar allá acompañándolo, Paez. En lo que quiera —No se esperaba la mirada llena de extrañez de Fito, por lo que intentó dar vuelta el asunto—. También está Charly, yo se que lo va a ayudar en esto.

—Gracias —Asintió—. Pero no sé, no estoy convencido aún.

Cantilo se forzó a no dejar escapar un suspiro cargado de obvia molestia y simplemente sostuvo con calidez la mano del ruludo.

Dreaming Rosario | Fito Paez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora