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ROSARIO

“Americanistas”, ese había sido el nombre con el que Tomás Gonzalez había bautizado a su anhelada banda, siendo él la voz principal y guitarrista del grupo. La primera mujer del grupo, Florencia Romero, era la corista y novia del líder de la banda. Jorge Diaz era el baterista y mejor amigo de Tomás. Verónica Oliveri era la bajista y amiga de Florencia.

Solo eran ellos cuatro los que formaban parte del grupo y se las arreglaban como podían ya que lastimosamente no encontraban representante.

Americanistas se trataba de un nombre provisorio para la banda, ninguno estaba de acuerdo con él a excepción de Tomás, quien lo propuso y estaba en contra de cambiarlo.

Ya tenían el primer sencillo grabado en un cassette y listo para llevarlo a la discográfica a probar suerte.

En menos de un mes ya lo habían grabado. Verónica insistió en modificar la letra que proponía Tomás, ya que algún que otro verso era un poco explícito. Y de ahí en adelante, se esforzaron en lo que restaba del trabajo.

Con el trabajo ya finalizado, todos olvidaron las infinitas discusiones que habían tenido durante todo el tiempo que pasaron juntos alquilando un estudio de grabación.

—"Americanistas" —Aquel hombre de anteojos oscuros leyó el cassette mientras fruncia el ceño—. ¿"Dos Horas"?

—Así es, ambos nombres los puse yo —Aclaró Tomás orgulloso de su trabajo.

—Vamos a escucharlo —Dejó su cigarrillo en un cenicero encima de su escritorio y se giró para poner el plástico en un reproductor de música.

Verónica observó nerviosa a sus compañeros y ellos le devolvieron la misma mirada, todos estaban de pie esperando a que su producción comenzara a sonar.

Un escalofrío recorrió su columna cuando comenzó a oír la voz de Tomás cantando. Era un hecho de que sentía la canción incompleta, no por la letra, sino que le faltaba algo de ritmo. Quizá solo cuatro instrumentos no bastaban, cuatro era solo un mínimo. Además de que Verónica se encargaba de dos intrumentos y hacía todo más complicado.

Al final la canción terminó con ninguno de los cinco satisfechos. Ni siquiera Tomás estaba satisfecho de lo que había escuchado, no había que se un experto en la música para descifrar que la canción estaba miserablemente incompleta.

—Bueno —El hombre se sacó los lentes de sol y se puso más serio—. ¿Qué opinan ustedes? ¿Piensan que el nombre "Americanistas" puede estar en un disco en mi pared? ¿O que puede telonear a bandas como los "Guns"?

—Tampoco tanto, ¿no? —Intervino Jorge—. Los Guns N' Roses ya son otra cosa. Llegar a ellos es ir muy lejos.

—Si realmente están dispuestos a llevar más allá su carrera podrían telonearlos, no con ese nombre, pero podrían —Suspiró.

Ninguno dijo nada, todos esperaban a que el tipo hablara más.

—¿Entonces? ¿Piensan seriamente que pueden llegar a algo con esto? —Mostró el cassette.

Los cuatro negaron con la cabeza como si se tratase de una clase en la escuela en la cual todos temían participar.

—Bueno, en ese caso —Él les devolvió el cassette—. No puedo hacer nada más. Este sencillo no llegará a ser escuchado ni por sus propias madres.

—No tuvimos tiempo de terminar la canción porque el contrato con el estudio finalizó —Mintió Tomás—. Y no teníamos plata para permitirnos otro, terminamos todo en casa de Jorge. Disculpe que hayamos venido incompletos.

Dreaming Rosario | Fito Paez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora