Capitulo 2: El Vínculo

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A medida que pasaban los días, Jude y Nico comenzaron a pasar más tiempo juntos, tanto dentro como fuera del campo. Compartían risas y bromas. También consejos sobre fútbol, que Nico escuchaba atentamente con una mirada de admiración hacia Jude, quien no podía evitar que se le inflara un poco el pecho.
Pronto se convirtieron en amigos cercanos. Jude se encontró disfrutando de la compañía del rubio más de lo que había anticipado.

Nico era un chico especial, más allá de su apariencia delicada era un chico fuerte, tanto física como mentalmente. Siendo un beta en el equipo más poderoso de Europa no era fácil ganarse un lugar en el campo, pero él era tenaz y muy disciplinado, y a la vez tenía una personalidad agradable y algo risueña, lo que lo hacía fácil de querer.
Jude se sintió atraído por su energía positiva y su espíritu luchador.

Se encontró a sí mismo buscándolo para charlar con el en un improvisado "spanglish", para molestarlo, para hacerlo reír con un chiste malo o simplemente para admirarlo de lejos.
Su mera presencia le traía una sensación agradable, y el inglés se sentía contento de que el canterano fuera cada vez más tenido en cuenta por el entrenador, siendo convocado con más frecuencia al primer equipo, aunque no siempre sumara minutos.

También se iba desenvolviendo y entrando en confianza cada vez más con sus compañeros, aunque con él era más cercano que con nadie, se dijo, con cierto orgullo.

El moreno se encargaba de llevarlo y traerlo a los entrenamientos en su auto, ya que el rubio, a pesar de ser solo un año menor que él, aún no sacaba su licencia de conducir. Jude aveces pensaba que no lo hacía porque así tenía a su chófer personal a disposición.

- ¿Otra vez eso? - Se quejó Jude al notar que Nico ponía, otra vez, aquella canción de ese cantante español cuyo nombre nunca recordaba ¿Quedebo? O algo así, el rubio siempre escuchaba ese tipo de música, muy distinta a la que le gustaba al moreno.

-¿No te gusta?- contestó el argentino entre risas, sabía la respuesta pero le gustaba molestar al mayor, que aunque resongara de sus gustos musicales le dejaba hacer a gusto con su playlist.

Excelente servicio.

La realidad es que en el fondo, además de disfrutar la compañia de su amigo, le gustaba consentir al beta, dejarlo hacer lo que quisiera y ser recompensado con su aniñada sonrisa, incluso podía sentir que a su alfa le regocijaba hacerlo. Suponía que debía ser algún instinto primario de su alfa, no quería ahondar demasiado en ello.

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Y eso nos lleva al día de hoy, Jude estaba en la casa de Nico, invitado a pasar la tarde. Era un día frío y lluvioso, y no había mucho que hacer. El beta le propuso a Jude que probara el típico mate argentino, una infusión de yerba mate que se tomaba en una calabaza con una bombilla, que el rubio, si bien ya había probado de pequeño debido a su padre, empezó realmente a consumir asiduamente en las convocatorias con la selección sub 20 de Argentina, ya que no beber mate en el conjunto gaucho era considerado un sacrilegio y probablemente una ilegalidad por algún artículo de la constitución nacional.
Ya en el conjunto merengue, si bien no habían otros argentinos, estaba Valverde, su compañero uruguayo quien obviamente bebía religiosamente la infusion, y quien estaba más que feliz de poder compartir con el rubio una buena ronda de mates.

Jude aceptó la invitación, curioso y divertido. Nico le explicó que el mate era una bebida muy popular en Argentina, y que se solía compartir entre amigos o familiares. Le dijo que él le prepararía el primer mate, y que luego se lo pasaría a Jude, que tendría que tomarlo todo, sin dejar nada. Le advirtió que el mate era amargo, y que quizás le costara acostumbrarse. Jude, con expresión divertida, le dijo que no se preocupara, que él era valiente, y que "le gustaba probar cosas nuevas" seguido de un guiño.

El menor se rió, y se dispuso a preparar el mate. Jude lo observó con atención, y se quedó fascinado por sus gestos. El moreno no pudo evitar sonreír al ver al beta tan concentrado en su tarea, se veía muy tierno, le provocaba abrazarlo.

Nico tomó la calabaza, y le echó la yerba mate hasta la mitad. Luego, la inclinó, y le hizo un hueco en el centro. Después, le agregó un poco de agua fría, y esperó a que la yerba se hinchara. A continuación, colocó la bombilla en el hueco, y le puso el agua caliente, sin que llegara a hervir. Finalmente, le dio una chupada a la bombilla, para asegurarse de que el mate estaba bien hecho.

Cuando Nico finalmente le entregó el mate a Jude, sus ojos se encontraron. El beta sonrió, sus ojos azules brillando con orgullo y expectación. Jude tomó un sorbo del mate, sintiendo el sabor amargo y terroso en su boca. No era exactamente su bebida favorita, pero el hecho de que Nico se lo hubiera preparado lo hacía especial, así que le dio su aprobación, provocando una linda sonrisa de satisfacción en el rostro del menor.

Así transcurrió la tarde, entre mates y risas, mientras miraban la repetición de un partido en la televisión y analizaban el juego como dos periodistas deportivos, disfrutando de la compañía del otro.

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