Capítulo 14: El derbi

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El día del derbi de la ciudad entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid había llegado. El estadio Bernabéu estaba al tope, lleno de expectativa y tensión mientras los equipos se preparaban para el enfrentamiento. Era un partido duro, Jude lo sabía, ambos equipos peleaban por liderar la tabla, pero también por el orgullo, querían reivindicar ante su gente quien era el verdadero y único gigante de la ciudad.
Por su parte, también quería darles un buen espectáculo a sus padres que estaban viéndolo en las gradas.

El partido comenzó y, como era de esperarse, el Atlético presentaba un planteo bien defensivo, que estaba complicando las cosas al equipo local, quienes no encontraban forma de penetrar la férrea defensa de los colchoneros. Sumado a eso las sucesivas faltas, que cortaban constantemente el juego y creaban fricción y conflicto entre ambos equipos, comenzaban a caldear el ambiente.

El primer tiempo finalizó en empate a cero.

Una vez en el vestuario, el técnico comenzó a dar indicaciones, Jude, exhausto, permaneció sentado y en silencio, tratando de recuperar energías y despejar su mente, se sentía un poco frustrado por no poder romper la igualdad, su equipo estaba jugando mejor, merecían ganar.
Estaba enredado en sus pensamientos hasta que sintió una cálida mano en su hombro, al levantar la vista se encontró con la mirada de Nico.

–Lo estás haciendo bien Jude, tranquilo– le expresó con una sonrisa.

–Gracias– contestó el moreno devolviéndole la sonrisa, poniendo su mano encima de la del rubio y brindándole una suave y breve caricia.

Era increíble el poder que Nico tenía sobre él, mientras caminaba por el pasillo para regresar a la cancha, se sentía más relajado, más despejado mentalmente y listo para afrontar la segunda mitad del partido. Iban a ganar, estaba seguro.

El árbitro pitó, dando comienzo al segundo tiempo.
El juego siguió desarrollándose los siguientes 25 minutos de forma similar al primer tiempo, los de blanco buscando desesperadamente el gol y los rojiblancos aguantando.
En un momento del partido, Jude recibió un pase y avanzó con la pelota, esquivando a un rival con su habilidad característica. Pero un defensor del Atlético, en un intento desesperado por detenerlo, le dio una patada fuerte y malintencionada. Los jugadores corrieron inmediatamente a reclamar al árbitro, quien no dudó en sacarle la roja directa.

Jude por su parte había quedado tendido en el suelo, el dolor agudo recorriendo su pierna. El estadio quedó en silencio por un momento, la preocupación por su jugador estrella llenando el aire. Nico, quien había ingresado hace unos minutos y había estado observando la jugada, sintió cómo su corazón se detenía al ver a Jude en el suelo. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia él. El rostro de Jude estaba pálido y sudoroso. Nico se puso de cuclillas a su lado, su rostro reflejando la preocupación que sentía.

–Jude, estás bien?– le preguntó el rubio, con un tono un poco angustiado, mientras le daba una pequeña caricia en el brazo. Un gesto pequeño y que podía pasar desapercibido para la mayoría, pero que era significante para el inglés, que sintió una calidez reconfortante al ver la preocupación de Nico por él.

–Estoy bien– murmuró Jude, aunque su voz un poco temblorosa parecía decir lo contrario.
 
Unos instantes después los médicos llegaron y lo atendieron. Nico se quedó a su lado observando todo y prestando atención a lo que dijeran Jude y los médicos, sirviendo un poco de traductor entre ellos, ya que el español del moreno aún era insuficiente para comunicarse a veces.
Finalmente el número 5 abandonó momentáneamente la cancha para que le vendaran la pierna, más como precaución que otra cosa; aunque el golpe había sido duro y podría haber causado mucho daño, realmente no lo hizo, tal vez por la posición en la que se encontraba el mediocampista. Afortunadamente no parecía haber un daño que le impidiera jugar más allá de algún que otro moretón.

El partido continuó, y minutos después Jude volvió al césped, aún más decidido a ganar.
Y así fue, a los 87 minutos, en un contragolpe Nico recibió la pelota cerca de la banda derecha y comenzó a avanzar en velocidad hasta llegar casi al borde del área, enviándole un pase preciso a Jude que se encontraba desmarcado, éste lo recibió y pateó de primera, mandando el esférico al fondo de la red.

El estadio estalló en un grito de gol. Los jugadores corrieron a abrazar a Jude, con Nico a la cabeza, tirándolo al piso y amontonándose encima. Le tomó apenas unos segundos notar que el que se encontraba a horcajadas sobre él,  con el rostro en su cuello, era su rubio, aprovechando para estrecharlo en sus brazos y dejar un casto beso en su hombro, tomando provecho de la marea humana que los cubría.
Sus compañeros comenzaron a levantarse, quedando ellos dos en el piso, Nico levantó la cabeza y lo miró a los ojos y Jude, devolviéndole la mirada, le dijo  –Gracias–

Nico sonrió mientras se levantaba, le ofrecía una mano para levantarlo y le preguntaba si se encuentraba bien, recordando que había quedado algo machucado por el golpe.

–Estoy bien, don't worry– contestó el moreno mientras le revolvía el pelo con cariño.



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El partido terminó con la victoria del Real Madrid, y los jugadores se quedaron festejando en la cancha. En medio de la celebración, los padres de Jude, que habían estado viendo el partido, bajaron al campo para saludar a su hijo quien se encontraba hablando con Nico.

Jude volteó al notar las figuras familiares bajando al campo. Su madre, con una sonrisa orgullosa, se acercó a él. Jude corrió hacia ella y la abrazó fuertemente.

 –mom– dijo Jude, su voz llena de emoción.

 –I'm so proud of you, my boy– respondió su madre, acariciando suavemente su cabello.

Nico permanecía en el mismo lugar, contemplando la adorable escena sin saber si quedarse o irse. Jude, después de abrazar también a su padre, volteó y le hizo una seña al rubio para que se acercara. Una vez al lado suyo, lo presentó a sus padres, su voz llena de afecto.

–He is Nico, my teammate and my friend– expresó Jude.

Nico, un poco nervioso, le extendió la mano a la madre de Jude

–I'ts a pleasure to meet you Mrs Bellingham– dijo con una sonrisa educada –And Mr Bellingham– completó mirando al padre de Jude, ofreciéndole también su mano, rogando por qué su inglés sea correcto y no esté quedando en ridículo frente a sus.. a los padres de Jude.

La madre del moreno le devolvió la sonrisa y le estrechó la mano –The pleasure is mine Nico. I have heard a lot about you– comentó mirando a su hijo –you’re an incredible player–

–Yeah, that assist you gave Jude Was great, you have a lot of talent kid– Continuó el padre.

Nico se sonrojó un poco ante los elogios, agradeciendo con humildad. Jude, notando la vergüenza del menor, de forma casi inconsciente le dió un pequeño apretón en el hombro mientras le sonreía, tratando de transmitirle calma y seguridad. Un pequeño gesto recurrente hacia el rubio que pasaba desapercibido; excepto para su madre, que observaba con atención sus interacciones.

El rubio, luego de un poco de charla acerca del partido, se despidió cortésmente ya que sus padres lo estaban buscando.

Una vez que éste se fue, su madre le comentó a Jude lo lindo, simpático y educado que le pareció el chico. Jude, algo sonrojado, simplemente sonríe y asiente, sabe que es tonto pero no puede evitar sentirse en cierta forma agradecido internamente por la aprobación indirecta e inconsciente de su madre.

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