Capítulo 17: Cuidados y confesiones

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Nico no había formado parte de la convocatoria para el partido del domingo por un cuadro gripal, Jude había pensado ir a visitarlo al día siguiente ya que lo tenían libre, pero desistió luego con el pensamiento de que podía enfermarse él también. Pero cuando el martes el beta tampoco apareció en el entrenamiento decidió que bien valía la pena arriesgarse, le preocupaba el estado del menor, y siendo sincero también lo extrañaba. Así que al terminar el entrenamiento se dirigió a la casa del rubio.

Al llegar tocó el timbre, aunque pensó que si Nico estaba solo entonces ¿quién le abriría la puerta? Estaba comenzando a pensar que tal vez no debería haber venido, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta abriéndose, encontrándose con una mujer de cabellera larga y rubia. No hacía falta preguntar quién era, la había visto de lejos en algunas ocasiones y en fotos del instagram de Nico, además era muy parecida a su hijo. 

–Hola, señora– Saludó cortésmente con la mejor pronunciación que pudo brindar.

–Hola, Jude verdad? adelante, pasa– le contestó ella con una sonrisa.

Una vez que ingresaron a la casa lo guió a la habitación de su hijo.

–Creo que ya está despierto, amaneció un poco mal pero ya está mejor, le va a alegrar verte ¿Si entiendes el español verdad?– le preguntó, pensando que tal vez él no le entendía nada de lo que estaba diciendo

–Si, si, no hablo muy, mucho pero entiendo– contestó el moreno, el realmente si entendía bastante el español, aunque no lo usara mucho para hablar ya que su vocabulario era pobre y no se tenía confianza

La mujer asintió con una sonrisa, para luego ingresar primero al cuarto de su hijo.

–Nico, peinate que vino tu chico a verte– pudo escuchar que le decía entre risas –Adelante Jude, pasa– le ofreció amablemente.

–Gracias– 

El moreno se adentró en la habitación y pudo ver a Nico en la cama, aunque tenía cara de recién despertado no se lo veía tan mal, eso lo alegró.

–Bueno, creo que ya tienes quien te cuide así que yo me voy yendo, los dejo solos– dijo la madre de Nico dándole una mirada divertida a su hijo que rodaba los ojos al ver sus intenciones –Te encargo a mi niño Jude–

–Si, yo lo cuido– contestó el aludido.

–Ains, que chico tan educado y agradable, con razón Nico siempre habla de ti–

–Mamá creo que te está sonando el teléfono– Se apuró a interrumpir el menor, con la cara roja y no de fiebre si no de vergüenza.
Jude por su parte apenas podía ocultar la sonrisa que le provocaba toda la situación.

–Ya, ya me voy– contestó su madre divertida –Cualquier cosa me avisas, si?– El menor asintió. Su madre depositó un besito en su frente y luego se despidió de Jude antes de irse.

–¿Cómo te sientes?– 

–Menos muerto que antes– respondió el rubio, haciendo reír al mayor.

–well, that's good– contestó Jude, mientras sacaba unas galletas de coco que le había comprado al menor en una panadería cercana –I know you like coconut so I thought you might like this–

El menor sonrió enternecido por el detalle, solo el hecho de que pusiera atención a lo que a él le gustaba ya era suficiente para ponerlo blandito.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al sentir la mano del otro en su frente

–It doesn't seem like you have a fever, that's good. Do you want me to prepare tea for you?– dijo el moreno.

¿Realmente iba a tener a Jude en su habitación cuidándolo? Tal vez si tenía fiebre y todo era producto de sus delirios.

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