────thirty-three,

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33, THE ENGAGEMENT !

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LUCERYS SE quejaba, mientras Rhaena mojaba el paño y lo pasaba por sus nudillos heridos. La habitación estaba callada, nadie se atrevía a mencionar palabra alguna para romper el silencio abrasador que rodeaba a los jóvenes en una atmósfera tensa bajo los sonidos tenues de la tormenta que se desataba fuera de la fortaleza roja.

Seguramente era muy tarde, más de lo que tenían permitido quedarse divagando entre los pasillos del castillo, pero hoy fue una excepción. Jacaerys estaba con la vista baja, parecía sumergido en sus pensamientos mientras se vendaba la mano, al igual que su hermano menor, sus nudillos estaban rasgados, con la fina piel despegada y la carne de color rosa salmón.

──¿Deseas que te ayude? ──le pregunta Baela, pero lo hace de mala gana, como si la estuvieran obligando a hacerlo, así que Jacaerys niega.

──Puedo solo ──responde y su voz sale más seria y distante de lo que hubiera preferido, mira a la morena, como si se disculpara a través de sus orbes avellana. Ella solo asiente, sin tomarle mucha importancia tampoco. Pasan pocos segundos en silencio, lo único que se escucha en la sala es la madera crujiendo dentro del fuego, siendo consumida por las flamas anaranjadas, y los suaves quejidos de Luke cuando Rhaena le limpiaba las heridas.

De pronto la puerta se abre, Jacaerys reconoce la larga cabellera platinada y se endereza, soltando la venda de su mano. Deianira entra a pasos lentos, con la mirada en Lucerys, como si estuviera entrando en un terreno enemigo que requería de su concentración en caso de que en cualquier momento la atacaran. Jace nunca la había visto así.

──Vine a ver como estabas, Luke ──expresa, sus manos estaban entrelazadas frente a su estómago, usaba un vestido claro de color celeste, era largo y tenía mangas abullonadas. El primogénito de Rhaenyra reprimió una sonrisa cuando notó que ese era un color de la casa Velaryon, uno que él mismo tenía en una de sus capas.

──Que lindo de tu parte ──interrumpe Baela, ganándose una mirada harta de parte de los dos castaños y su propia hermana. Su voz bañada de sarcasmo solo hizo que la paciencia de Deianira se agotara, aunque últimamente era mucho más fácil hacerla enojar ──. Mejor deberías ver cómo está tu hermano, ese demente de un ojo.

──No justificaré las acciones de Aemond, y no puedes hacerme responsable de ellas ──escupe, de forma seria y audaz. No hay ni una pizca de miedo en su tono y la morena la notó mucho más firme que todas las veces anteriores. Más a la defensiva ──. No vuelvas a decirme qué hacer y, si tienes algún problema con mi hermano, te recomiendo decírselo a él cuando lo tengas de frente. Seguramente Aemond te escuchará atentamente...

𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐌𝐄 ! Jacaerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora