17 - En otoño las hojas se caen

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— Tarde o temprano tendrá que enfrentarse a sus recuerdos, será mejor que lo haga gradualmente

Con esto en mente Malai se dirigió a casa de los chicos.

Había conversado con el doctor Tempo, sabía que no solo Lisa tendría que comenzar a abrir las heridas, de igual manera ella había intentado cerrar su corazón.

Sentía que su vida había terminado cuando recibió esa llamada, ese momento seguía persiguiéndola una y otra vez.

Aún en su corazón guardaba la esperanza de que todo fuera un mal sueño, de que en cualquier momento su teléfono sonará despertandola y del otro lado estuviera su hijo, su mundo entero, dándole los buenos días.

Sin embargó estaba consciente de que esto no sería así. De alguna manera su vida entera había estado marcada por la partida de las personas que más había amado.

No era creyente en alguna deidad, tampoco creía en cosas como el horóscopo y las vidas pasadas, pero lo que si pensaba es que definitivamente debía estar pagando algo. Un pecado tan grande que terminaba encontrándola tarde o temprano.

Con movimientos torpes y un fuerte suspiro abrió finalmente la puerta de la casa. Había estado afuera alrededor de una hora, pero no era capaz de pasar a la que fue la última morada de su hijo.

Después de hablar con la señora Choi, ésta le había detallado cada espacio de la casa. La mujer también había evitado en la mayoría de lo posible regresar a la casa, por lo que todo se hallaba tal y como ellos lo habían dejado.

Al entrar a la casa pudo notar el olor floral, todo se hallaba más o menos en orden. Pudo reconocer la sala ya que había hecho incontables videollamadas con los chicos.

Se tomó un momento antes de subir, su corazón comenzó acelerarse y pudo sentir un leve dolor en el pecho.

Luego de respirar hondo comenzó su marcha hacia el segundo piso, la primera puerta era la habitación de BamBam.

No sabía en qué momento habían comenzado a caer sus lágrimas, podía sentir sus mejillas húmedas y su dolor comenzaba a ser cada vez más punzante.

Al entrar no pudo evitar soltar un grito ahogado.

Realmente tenía muchos sentimientos, había hecho todo lo posible por aguantar, por no gritar, por no quebrarse.

Había perdido al ser más valioso en su vida. Su hijo era su verdadero milagro, estaba convencida de que si alguien merecía morir, era ella. Ella había fallado, había mentido y había escondido su mayor secreto con recelo, BamBam no merecía perder la vida de esta manera, así no era como las cosas debían ser. Una madre no debe enterrar a su hijo.

Ya había sentido este dolor una vez, pero jamás pensó volver a vivir está situación.

Desde el suelo gritaba llamando su nombre pero él no respondía.



...



— ¿Has dormido bien? —El doctor Tempo miró a Lisa— Luces cansada.

Debido a la ausencia de Malai fue Tempo quien decidió salir a dar un paseo con Lisa.

No había pasado mucho tiempo desde que se "conocieron" pero Lisa se sentía cómoda con su presencia.

En silencio asintió a su pregunta.

— Llovió un poco ayer, pero la brisa es agradable.

Lisa suspiró mientras miraba las flores. Se encontraba cansada, había pasado tres noches sin conciliar el sueño, había fingido estar bien para no preocupar a Malai, después de todo ella la había acompañado todo este tiempo, a pesar de su propio dolor.

Me before you: La maldición de mi pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora