Aparece un inusual amor

Capítulo 12: Feliz Navidad

Fu Xiaoyu había planeado quedarse en Europa dos semanas enteras, aunque el programa de trabajo originalmente sólo le exigía estar allí diez días. Sin embargo, prolongó intencionadamente su viaje.

Había una razón para ello, por supuesto. Hacía unos días, Fu Jing le había llamado y le había pedido que volviera a casa por Año Nuevo.

Sin pensarlo, Fu Xiaoyu le había dicho a Fu Jing que estaría en un viaje de negocios en Europa durante el Año Nuevo y no podría llegar a casa.

Como era de esperar, Fu Jing había estallado de ira al teléfono, lanzando un aluvión de furiosas maldiciones.

Al escuchar la mitad en silencio, Fu Xiaoyu utilizó una videoconferencia como excusa para colgar la llamada.

Así que, aunque el viaje de negocios no era más que una excusa, Fu Xiaoyu hizo que Wang Xiaoshan cambiara su billete de avión para después de Año Nuevo, alegando que quería algo de tiempo para ir de compras por Europa.

Probablemente lo hizo por miedo a Fu Jing, un miedo que tenía arraigado desde la infancia.

La ira contenida de Fu Jing se había ido acumulando durante mucho tiempo. No sólo se debía a su decepción por la situación de Han Jiangque, sino también a su descontento con la costumbre de Fu Xiaoyu de no volver a casa en los últimos años a menos que fuera absolutamente necesario.

El momento más duro había sido cuando Fu Jing le había gritado directamente: "Ya que no quieres volver a casa, ¿por qué no te mueres fuera?".

Fu Xiaoyu recordaba que antes de que apareciera su madrastra, Alfa Tang Ning, Fu Jing se metía a menudo en peleas con la gente. A veces era porque los vendedores del mercado le daban el cambio equivocado, otras porque las goteras del piso del vecino de arriba causaban daños en su casa, y otras porque alfas sin escrúpulos se aprovechaban de él.

Con el tiempo, la gente de la zona fue aprendiendo que no había que meterse con Fu Jing. Sin embargo, abundaban los cotilleos ociosos, y mucha gente decía todo tipo de cosas con expresión burlona y desdeñosa.

La fiereza de Fu Jing no se limitaba a los forasteros; también se aplicaba a Fu Xiaoyu.

Cuando estaba en la escuela primaria, mientras que a otros niños sus padres los llevaban a McDonald's o a parques de atracciones si sacaban buenas notas en los exámenes, para Fu Xiaoyu cualquier nota por debajo de la máxima puntuación sería una pesadilla.

Fu Jing lo arrastraba hasta el balcón, le hacía levantar la hoja del examen en la que no había sacado la máxima nota y, por cada punto que se perdía, recibía una bofetada. Un punto era una bofetada, dos puntos eran dos bofetadas. Todo el tiempo le preguntaba: "¿Por qué eres tan tonto? ¿Por qué eres tan inútil? ¿Te das cuenta de tus errores?".

Mientras lloraba y se disculpaba mientras le pegaban, los vecinos se asomaban a sus balcones, observándoles descaradamente como si estuvieran viendo un espectáculo después de cenar.

Más que el dolor punzante en la cara, el crujiente sonido de esas bofetadas, una tras otra, dejó una impresión duradera en el joven Fu Xiaoyu: la sensación de ver destrozada su dignidad ante una multitud.

A medida que crecía, Fu Xiaoyu aprendió gradualmente a no pensar en esos recuerdos de infancia. Sin embargo, al mismo tiempo, salvo cuando era necesario, también dejó de volver a casa.

...

En Europa, Fu Xiaoyu se ocupaba de los asuntos del Grupo IM. Todo iba sobre ruedas, y terminó todo su trabajo tres días antes de lo previsto. En consecuencia, envió a Wang Xiaoshan de vuelta a China antes de tiempo.