Prefiero echarte de menos a ti, que echarme de menos a mí misma; porque si ti las noches serán duras y puede que llueva dónde el cielo está despejado. Y el refugio más seguro sea tu sonrisa al verme subir al coche, tus abrazos secando mis lágrimas y tu pelo desaliñado. Pero sin mí, todo eso se desvanecerá y las noches serán imposibles.
Puede que esté tomando la decisión más egoísta o la más adecuada.
Sólo sé que el echarte de menos se convertirá en echarte de más, que cambiaré las charlas al otro lado del teléfono con otra persona, cambiaré las caminatas recorriendo las calles de Madrid, las tardes charlatanas y las noches silenciosas... Pero podrás vivir en cada uno de esos sitios que visitamos juntos y algún día pasaré por allí y viviré contigo, aunque no estés; porque para mí fuiste hogar todos los domingos.
