Zambullirse en el vacío de sus palabras y descubrir que lo que no se pronuncia es mucho más bonito que lo que si se hace, que las miradas te cogen del alma y te llevan a un mundo paralelo, donde lo silencios hablan mucho más del amor que cualquier poema; donde te das cuenta que tienes un poquito más de suerte desde que tu dedo meñique va entrelazado con el suyo. Y esperas a que su calor inunde tu cuerpo. Esperas a que el silencio haga el amor y el amor sea silencio.