Austria: Rise like a phoenix

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AUSTRIA: Rise like a phoenix -

Mucha gente me pregunta que porqué queme el bosque, no entienden como a una persona sana se le pueden pasar ese tipo de ideas por la cabeza. Yo no soy capaz de explicar el "porqué". Solo sé que es un sentimiento, una pulsión difícil de reprimir, algo que intento controlar pero que no puedo. Aunque me resulte difícil lo voy a intentar únicamente para que comprendan que yo no estoy loco.


Hace algún tiempo conocí a una persona, bueno en realidad no la conocí pasó por delante. Para cualquiera esto hubiera supuesto un hecho insignificante pero para mí no.

Empezaré por el principio.

Por aquel entonces yo era dueño de un bar de carreteras, lo compré por las vistas un tupido bosque de rivera rodeaba el lugar. El estilo del local era único decidí ambientarlo en Estados Unidos en los años cincuenta. Nada más entrar ras recibido por un cartel fosforescente en el que ponía con letras rojas y brillantes "ruta sesenta y seis". Siempre quise hacer el camino de Chicago a Los Ángeles pero si no era el dinero era el trabajo o las ganas. Incluso llegue arreglar un choche un "Callidac" del cincuenta y ocho que nunca me atreví a conducir por si se rallaba.

Mis días trascurrían sin sobresaltos. No tenía muchos clientes sobre todo paraban camioneros que iban a Francia. De vez en cuando aparecía algún que otro turista despistado que se había desviado de la autopista para tomar una ruta alternativa.

Recuerdo que ese día hacía mucho calor tanto que la ropa se me pegaba al cuerpo produciéndome una sensación desagradable. Estaba tan aburrido que me dediqué a seguir el vuelo de una mosca que intentaba salir golpeando su cabeza contra el cristal, tras repetidos intentos y tras comprobar que la fuerza bruta en su caso no era la solución, ya exhausta deicidio ir a la barra en busca de algo de comida . Se poso en un vaso de coca cola, le dio tiempo a beber un poco antes de que la clienta la despachara agitando con fuerza las manos. El aspecto de aquella mujer era extraño iba tapada de pies a cabeza. Llevaba un gorro tres tallas más grandes que le cubría los ojos, una larga bufanda que se había puesto de tal manera que le tapaba la boca y parte de la nariz y unos guantes negros. Ni un milímetro de piel quedaba al descubierto.

—Enciende el aire por favor me muero de calor—postuló la mujer

—Si se quitara el gorro o la bufanda tal vez no pasaría tanto calor. Pero ¿Dónde se cree que estamos? ¿En Siberia?

—Estoy resfriada—dijo fingiendo un estornudo.

Yo no tenía ganas de discutir así que le hice caso. Y El ventilador se trago la mosca que hace un momento revoloteaba por ahí.

En un primer momento la tome por una desequilibrada mental. Aún no salgo de mi asombro al recordar lo que pasaría a continuación. Al cabo de un rato entró una pareja con un niño, el pequeño se agarraba a las faldas de su madre mientras repetía una y otra vez << me aburro vámonos>> Tras ver que su madre no le prestaba la mas mínima atención. El pequeño se tumbó en el suelo y se puso a gritar mientras golpeaba el aire. La mujer de la barra se acercó a él.

— ¿Cómo te llamas?

—Paco

—Paco es un nombre muy bonito. Dime Paco ¿quieres que te cuente un secreto? —Paco se quedó callado unos segundos decidiendo si aquella mujer le podía ofrecer algo tan interesante que acabara con su mortal aburrimiento, tras escrutar con expresión distraída a su alrededor y comprobar que nada de lo que había allí podría entretenerle asintió. — ¿Sabes lo que es un fénix? Es un pájaro que renace de sus canicas y que...

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