Chipre: La La Love

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CHIPRE: La La Love -


Capítulo 1: Laura Love


En este acantilado, la recuerdo perfectamente, Laura...


Aquí la conocí, recuerdo perfectamente ese día...


Le había preguntado que qué hacía aquí, eso fue lo primero que le dije. Ella simplemente me contestó que le gustaba escapar del mundo, pero que no le gustaba leer, y por eso venía aquí, junto al mar, para olvidarse de la existencia de todo y de todos, para idealizarse de que sólo existían ella y el mar que tanto amaba.


Le pregunté también si yo le molestaba, me respondió que no, que nunca antes se había sentido mejor.


Comenzamos una conversación, ella me contó que se llamaba Laura, yo le dije que mi nombre es Ían.


A ella le gustaba nadar, soñaba con algún día ser campeona nacional de España. Tras descubrir eso, vi que teníamos cosas en común, de echo, yo, era entrenador de natación. Le propuse entrenarla, y ella quedó encantada conmigo, el sentimiento fue mutuo. Nadaba tan bien... Era tan hermoso verla sumergida en el agua...


Fue aquí, en este mismo acantilado, en una noche tan hermosa como esta, nuestro primer beso.


Recuerdo perfectamente como sus rojizos labios se acercaban cada vez más a los míos, sentía calor en mi cuerpo, estando en pleno diciembre, me encontraba casi en llamas. Su lengua acariciaba a la mía, al igual que mis manos acariciaban su rígido y nervioso cuerpo. Nuestras bocas sintieron por primera vez amor puro, un amor tan puro como el agua, o como el mar que ella tanto apreciaba.


Sus besos provocaban una noria de mariposas en mi estómago, y ella, que tanto el agua adoraba, sentía una noria de pececitos, cada vez que sus labios se acercaban a los míos.


Fue ese día también, cuando algo nuevo comenzó. Nuestros tratos empezaron a ser distintos, pero mejores. Éramos más cariñosos entre nosotros, y fue ahí, cuando nos percatamos de que ya no éramos amigos, y de que nunca podríamos serlo, empezamos a ser algo mejor.


Más cariñosos fuimos el uno con el otro, cada vez más y más. Todo eso influía negativamente en sus entrenamientos de natación, ya que nos despistamos demasiado el uno con el otro. En lugar de entrenarla como nadadora, entrenábamos juntos, la intensidad y la pasión de nuestras caricias y de nuestros besos.


A pesar del escaso entrenamiento, ella nadaba tan bien, que consiguió ganar en el campeonato de la comunidad, quedando en el primer puesto.


Su propósito cada vez estaba más próximo, pero yo ya no la podría ayudar más si quería ser la ganadora nacional.


Ella acabó superando a su entrenador, es decir, a mí, por lo cual, yo ya no le servía para nada. Tendría que encontrar a otra persona que la ayudara, y la acabó encontrando pronto.


Había un pequeño gran problema, el que sería su entrenador, estaba demasiado lejos, cosa que nos separaría, ya que yo no tenía el suficiente dinero como para mudarme.

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