Capítulo 28 | ¿Beso o truco?

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Pablo me había dejado en casa de Clara después de acompañarlo a su terapia. Nos despedimos tan rápido que sus labios apenas y tocaron los míos. Andrew lo necesitaba devuelta en el bufete, así que el sexy odioso no tuvo otra opción que volver a las oficinas de su padre, aquel aprendiz aún no goza de un horario flexible, así que ya había perdido cualquier esperanza de ir con él a la fiesta de Halloween, fiesta que de hecho se está celebrando dos días antes del 31. Nadie querría una fiesta un lunes y menos si al otro día tienes que levantarte temprano. Clara seguía maquillándose en su tocador, mucho maquillaje para ser quien dice ser en nuestra relación de disfraces. Sentí un leve frío colarse entre mis muslos, pensé en todas las frases que usaría Pablo para definir el concepto de mi disfraz, desde un cumplido hasta un chiste en tono sarcástico. ¿En serio estas faldas suelen ser tan cortas?— Pensé mientras intentaba frente al espejo bajarle al dobladillo.

— Tranquilo, nadie lo notará — dijo la que es mi mejor amiga, terminando de aplicar su labial—. Además, te ves muy bien.

— Nunca mencioné que me viera mal — le sonreí a mi reflejo.

— ¡Esa es la puta actitud! .— Clara se puso de pie y caminó hasta donde me encontraba parado—. Te ves precioso.— Me abrazó por la cintura, su estatura no daba para más, pero su boca sí le daba para ser una rufiana—. Te cogería con esa faldita, nena — me apretó contra su cuerpo.

— ¡Qué asco, Clara! — reproché, aunque me había hecho gracia su voz falsa.

— Solo estoy entrando en papel.— Nos reímos. Seguíamos de pie, viendo nuestro reflejo en el espejo, ella seguía abrazándome—.¿Seguro que si quieres ir a esa fiesta? Podemos quedarnos en casa, si es lo que quieres.

Era la tercera vez que me preguntaba lo mismo, sé que no es solo por lo sucedido con mi padre en el pasado, sino también por mi historia con Alan. La fiesta es en su casa.

— Estoy seguro — acaricié el dorso de una de sus manos.

— Que bien, porque Al está a punto de llegar. — Aliviada corrió de vuelta a su tocador. No entendía qué le hacía falta, pero ahí estaba ella, retocándose frente al espejo. 

Alex aparcó el carro frente a la casa, muy cerca del andén, lo vimos llegar desde la ventana de la habitación. Bajamos las escaleras y nos despedimos de Amelia, la madre de Clara le hizo un cumplido a mi falda, la misma que dijo ella que nadie notaría. Me apresuré a entrar en el auto y como siempre, ella iba en la parte del copiloto y yo en la parte de atrás, usualmente es así, solo porque soy el menor de los tres.

— ¿Y tu disfraz? — preguntó ella con los ojos sobre Alex.

— Está atrás.

— ¿Y? — los labios de Clara se fruncieron.

— Me lo voy a poner cuando lleguemos a la casa de ese imbécil.

Se refería a Alan. Alex, no se veía muy animado por la fiesta, se veía más bien con ganas de golpear algo o a alguien.

— La idea era que llegáramos los tres disfrazados — alegó la chica de ojos verdes cruzando el cinturón por su pecho.

— Sí, se supone que esa era la idea — murmuré en voz baja.

— ¿Qué tan difícil es salir con una falda?— me arrojó una mirada fulminadora a través del retrovisor.

— Tú no sabes lo que significa ponerse una falda, machito.— Clara procedió a scrollear en su celular.

— ¿Y Dani sí?, claro, por eso él lleva una.

— Ja Ja Ja ¿Qué cenaste hoy alacranes? — lo ignoré después de mi comentario. El suyo había sido en un tono que no me agradaba. ¿Qué le pasa hoy?

Mi perfecta elección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora