Capítulo 12 | Sexy odioso al rescate.

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Se sentía bien estar ebrio mientras había música y amigos, pero cuando toda esa fantasía alcoholizada desaparece, solo queda de mí mismo una versión vulnerable, ahora solo añoro que el efecto del licor desaparezca ¡Mierda! Me volví aferrar con más fuerza  a la pared, Dios, todo aquí da vueltas, las personas que pasan por mi lado siguen multiplicándose. 

— Oye lindo ¿Estás bien? — Una chica de cabello rojo se había detenido a preguntar.

— Sí, solo estoy tomando algo de aire — levanté mi mano para agradecerle.

— ¿Quieres que llame a alguien por ti? — Acarició mi hombro.

— No te preocupes, ya vienen por mí — no sé cómo había logrado formar esa oración sin sentir que iba a vomitar sobre sus botas.

— Está bien, pero no te alejes de aquí.

Asentí y luego la vi caminar en dirección al Club ¿Esto de ver doble es un segundo efecto? Traté de concentrarme en un solo punto para que mi realidad no se distorsionara. Al estar en este punto de ebriedad el ser humano se vuelve frágil, la razón es nula y nuestras emociones más escondidas toman el poder, nos convertimos en fichas que se mueven sin miedo, en ese estado, no se nos da de a mucho pensar, solo actuamos.

Me reí al imaginarme la cara que hará mi hermanastro cuando me encuentre ebrio en la calle, seguro querrá unirse a la fiesta como todos. Me reprochaba cómo había podido ser tan tonto, lo he llamado ¿Pero por qué? ¿Acaso lo he buscado a propósito o solo fue un error?

— ¡Dani!

Perseguí su voz hasta encontrarme con su rostro.

— Ahí estás — intenté caminar hacia él, pero me detuve porque mi mundo empezó a girar. De nuevo di un paso casi que tropezando.

Pablo se acercó apresurado para tomarme por los hombros.—¿Estás bien?

El sexy odioso examinaba mi rostro con delicadeza, sus manos me abrigaron con suavidad.

— ¡Estoy muy ebrio! — Hice énfasis en la O, la misma letra que estuvo acompañada por el sonido de un pequeño hipo.

— Puedo notarlo — sonrió mientras quitaba unos cuantos cabellos de mi sudada frente.

Tenerlo aquí conmigo me ha llenado de seguridad, su sonrisa ha borrado todo rastro de miedo — lo siento, lo siento, no debí molestarte — recosté mi frente en la esquina de su hombro izquierdo.

— No pasa nada.

Me alejé de su cuerpo para mirarlo de nuevo a los ojos — llegaste muy deprisa.

— Dani, han pasado casi 40 minutos desde que te llamé.

— ¿Qué? — Lo miré con esa expresión en su cara y no pude reprimir mi risa.

— Dios, estás muy borracho, ven vámonos a casa.

Pablo me cogió de la mano, pero paré el paso.— Alex y Clara todavía están dentro.

Mi sexy hermanastro dejó su mirada en la entrada del club —Okay ¿Te parece si te dejo en el auto y vuelvo por ellos?

Moví mi cabeza de arriba abajo — ¿Cómo lograste parquear aquí afuera? Nosotros no pudimos — seguí hablando mientras mecía nuestras manos juntas.

—¡Come galletas!

Gire mi rostro de nuevo hacia el club, Alex caminaba apresurado en mi dirección — Mierda, Clara y yo estábamos muy asustados — me apartó de su cuerpo cortando con el abrazo.

— También está ebrio — señalé a Al con mi dedo índice.

— ¿Qué hacías aquí?

— ¿No es obvio? Salí a buscarlos y no los encontré... así que creo que llamé a Pablo.

Mi perfecta elección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora